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29 de agosto de 2010

Lollapalooza

Los de mi generación (nacidos a mediados de los ochenta) tenemos una primera imagen del Lollapalooza: Billy Corgan con cabello y piel amarilla sosteniendo este hermoso diálogo con Homero Simpson en el backstage del "Hullabalooza":


Homer: You know, my kids think you're the greatest. And thanks to your gloomy music, they've finally stopped dreaming of a future I can't possibly provide.


Corgan: Well, we try to make a difference.



Uno de los episodios más grandes de Los Simpson, el Homerpalooza, está repleto de momentos clásicos: uno de mis favoritos es cuando corren los créditos con el tema simpsoniano, pero
grungeado por Sonic Youth, mientras varios sujetos de caras inexpresivas "bailan" con sólo dos movimientos en loop infinito. Es enorme.

The Smashing Pumpkins, una de mis bandas favoritas de la adolescencia, se juntaron en Chicago. La esencia rockera, marginal, que sólo podría originarse en una ciudad con un pasado tan oscuro como ésta, se siente en todas las calles del imponente Chicago.

Desde que me enteré del line-up del Lollapalooza de este año quise ir. Pero no tenía la visa, así que hice mi mejor esfuercito por ir a poner mi cara de idiota a la embajada. Me tocó un cónsul asiáticoamericano que hablaba el español de una forma lastimosa, así que acabé ofreciéndole llevar la entrevista en inglés, lo cual tal vez me dio una ínfima ventaja. Después eché un rollo sentimentaloide sobre
cuánto amo la música y cómo mis bandas preferidas tocarían en el Lollapalooza, y al final me dio la fichita con la aprobación, pagué el envío, salí exultante, y compré un boleto combinado México-Chicago-Nueva York-México esa misma noche.

Una de mis mejores amigas de la preparatoria, Paulina, a quien conocí en mis -ahora inútiles- clases de francés, se mudó a Chicago en 2003. Tenía exactamente 7 años sin verla, pero me pareció muy curioso cómo desde el primer momento todo volvió a ser tan natural como antes. Aunque la verdad no nos vimos mucho, porque yo salía desde temprano hacia el centro de la ciudad -ella vive muy al norte- y sólo por la noche nos encontrábamos en el Giordanno's, el restaurante donde trabaja.

Y al fin, chanca-chancán

Estas son las bandas que vi, en orden:

The New Pornographers (amaré toda mi vida a Neko Case y algún día la veré como solista también)
The Big Pink (buena onda sin llegar a más)
The Black Keys (una de las mejores bandas de estos días: rock muy clásico y potente)
Lady Gaga (espectaculazo con sangre, fuego y lágrimas, como debe esperarse de ella)
Stars (lindos)
The xx (hipnotizantes)
Grizzly Bear (amo esta banda y los amé en vivo, son sencillamente espectaculares)
Metric (ya son súper estrellas, pero Emily Haines siempre cumple)
Spoon (buenísimos)
Cut Copy (Hearts on fire fue tal vez la canción más bailada del día)
Empire of the Sun (teatrales, con bailecitos estrambóticos, muchos juegos de luz, We are the people fue la más aplaudida)
Yeasayer (estoy enamoradísima de Anand Wilder, esperaba con ansias escuchar Madder Red en vivo y terminó por conquistarme)
Instituto Mexicano del Sonido (prendieron muchísimo, no faltaron los mexicanos con banderas y el "putos todos"; bueno no, eso me lo estoy inventando)
MGMT (no pude verlos en el Motorkr 2008 por muchos motivos tontos -maldito Foro Sol, cuando iba a la mitad del camino ya estaban terminando y me consolé con Nine Inche Nails-, pero esta vez me vengué: el nuevo disco me gustó mucho por ser totalmente distinto al primero; creí que no iban a tocar Kids por lo choteada pero sorpresivamente lo hicieron)
The National (qué buenos son; para estas alturas, los escuché tirada en el pasto en el atardecer)
Arcade Fire (son ENORMES, nada que diga de ellos va a sonar original, pero son unos dioses, así nomás)

Me perdí, por logística, porque las decisiones deben tomarse, porque el cielo es azul, porque la vida es injusta, porque ¡ay!:

The Antlers y The Walkmen (me dolieron hasta el tuétano del alma, sobre todo los segundos, a quienes sigo como desde 2004)
Wolfmother, Minus the Bear, el set de Justice, The Strokes (ay), Ana Sia (snif), Devo, Hot Chip, Los Amigos Invisibles, Gogol Bordello, The Temper Trap (bah, los veré en el Corona), Social Distortion, Green Day (los habría visto por mera curiosidad), Phoenix y Soundgarden (que el camarada me reprochó hasta lo indecible, pero tuve que decirle que yo nací en 1986 y la fiebre grungera no me tocó; en cambio Arcade Fire me conmovió desde Funeral).

Antes de que apunten su dedo flamígero contra mí, entiendan que eran OCHO escenarios, el Grant Park es inmenso, y casi todas las bandas buenas se empalmaban de alguna forma. Las decisiones fueron tan dolorosas como la de Sophie (o tal vez más).


Detalles curiosos:

El primer día estaba yo viendo a Lady Gaga en mi pedacito de pasto, sin molestar a nadie, charlando con unos güeyes defeños que luego se movieron para otro lado, cuando divisé frente a mí a una muchachita gritando A HUEVO con toda la potencia de sus pulmones. Era la clásica chava de Interlomas poniendo el desorden con una gringa gordis a la que ya le había enseñado a entonar nuestra frase nacional. Acabé ahí mismo departiendo, con eso de que me veía con cara de "saber hablar español".


Oh, hola.


Con gringos con los que hablé de manera arbitraria, me inventaron muchas nacionalidades. Esta circunstancia se repitió a lo largo de mi viaje por el Gabacho -ah, cómo amodio esa palabra-. Por ejemplo: el primer día pasó un gringo borrachísimo y me señaló a una pareja que empujaba la carreola de su bebé, luego me preguntó si eso estaba bien, si creía realmente en el fondo de mi corazón que eso estaba bien. Le contesté que cada quién, y en eso me preguntó de dónde era, e intentó adivinar, y después de un rato dijo que si de Bolivia. Más tarde, estaba sentada en una cafetería aliviándome el dolor de cabeza, cuando se sentaron otros gringos a decir estupideces. En cuanto les contesté no sé qué cosa, uno de ellos me miró de forma muy circunspecta y preguntó: ¿Français? Yo le contesté: Nel, mexicain (al menos después me regalaron hórrido vodka que sirvieron generosamente en mi té helado).

Así sucesivamente: española, italiana, turca, griega, árabe, brasileña y colombiana fueron otras nacionalidades que me inventaron. La próxima vez voy a decir que vengo de un lugar mágico donde no existen los pinches estereotipos.

También conocí a unos fresas satelucos que luego, por diversos motivos, acabaron cayéndome re-mal (al menos me regalaron Jack Daniels directo de la botella). Pero estuvo bien, porque al final gracias a ellos pude contactar a M y M, con quienes acabé teniendo toda una aventura digna de película noventera. Nos subimos a una de esos bicitaxis y recorrimos las calles principales del centro de Chicago, no por gusto sino porque el conductor se perdió y nos dio paseada gratis. El gerente del Giordanno's nos regaló una pizza y tuvimos importantes momentos de circunspección espacial y esa lucidez tan especial de la no-lucidez. Lo mejor fue cuando entramos a un Seven-Eleven y el que atendía era árabe y casi casi gemelo de Apu: fue un momento tan simpsoniano, y oh el tamaño de los slurpees y su simbolismo en la idiosincracia norteamericana, etcétera.

Algunas fotos:


Millenium Park


Oliver Sim, de The xx, a través de la pantallota.


Romy Madley Croft


En esta foto de Grizzly Bear hay en primer plano un gringo que parece estar sonándose los mocos "a pelo" o, de plano, esnifando coca. Depende de la perspectiva de uno: candorosa o más bien decadente.


La única foto no-mala de Metric.


La clásica gringa echadota en el pasto, no se sabe si por borracha, por insolada o nomás por güevona.


Desde que Mariana nos dijo que el edificio con forma de diamante fue construido por una arquitecta y que en realidad tiene forma de vagina, me quedé clavada con el edificio-vagina. No podía dejar de mirarlo y pensar: es una vagina enorme. Y brillante por la noche. ¡Brillante!


Cielo buena onda.


Señor con playera altamente graciosa.


Dan Whitford de Cut Copy (sólo a él se le ocurre vestirse con camisa, todo para terminar empapadísimo en sudor)


Frijol contra edificios


Nuestro amiguismo duró como 2 horas con 18 minutos. Exactos.


Por Alá: Anand Wilder es tan sexy. El más guapo de todo el Lollapalooza. Fácil.


Ya: cásate conmigo. Ya. Ahora mismo. Le daré a tu familia una vaca y un borrego en prenda por tu amor.


Instituto Mexicano del Sonido, pronunciado: Mexican Institute of Sound -porque ni modo que los gringos intenten pronunciar un nombre tan largo, no, pues no.


Andrew Van Wyngarden haciendo un puchero.


Con tal de ser cómico y que la gente le pidiera fotos, este sujeto se enfundó en un traje de látex y se anduvo paseando bajo el sol y las temperaturas de casi cuarenta grados. Es al mismo tiempo conmovedor y desagradable. Sobre todo por el sudor que estaba haciéndole alberquita ahí dentro.



Empire of the Sun.


Edificios acá (pie de foto de la clasificación "cuando uno ya no sabe qué poner de pie de foto").


Escenario Budweiser.


The Black Keys.


De nada.


Fuente del Grant Park con cielo mamón por detrás.


Gringous locous al atardecer.


Creo que esta fue una de mis fotos favoritas: Lady Gaga en todo su esplendor con garra... y la garra de un anónimo en consonancia.



Conclusión: gran concierto. Repitámoslo.




19 de abril de 2010

Fotografías chuscas presenta



Una selección de fotografías chuscas, en vista de que mi vidita miserable ya no es tema de estudio en este bló (y eso que he ido a buenos conciertos, me he metido drogas duras, fui violada por una teibolera, tuve sexo animal, me congestioné con alcohol, compré unas prostitutas y eduqué a siete monos parlanchines).


Selección de whiskies baratos en un súper de Buenos Aires. "Me da un Glasgou en las rocas". "Para mí que sea un Hiram Walker con el ese refresquito que no se sabe si es de lima-limón o de qué, ese mero".


Busque la palabra jocosa en este cartel de comida colombiana en Cartagena. Pista: sólo piense en esa conocida canción de Luis Miguel: "tengo todo ---- a ti".


En Venezuela sí están al tanto de nuestras expresiones, aunque no están enterados de que un sombrerudo con sarape difícilmente diría "padrísimo, güey". De hecho, no diría nada, porque se ve que se está cayendo de pedo.


En el súper de El Calafate discriminan a toda la prole de Chita y al noventa y cinco por ciento de la gente que conozco.


Sé que no entienden la foto porque apenas se ve, pero a mí me mataba de risa la primera vez que la vi en Santiago. Nótese el brazo mutante de la niña, que sería lo máximo para los chavos de Photoshop Disasters. Pero lo mejor es el slogan de "un 7 en calidad", que nos hace pensar en lo sinceros que son esos fabricantes de zapato para niño.


También en Santiago, el día que Bachelet agarró sus cosas y dijo "adiós adiós, no me extrañen, yo ya estoy muerta". Hasta la vista, baby (para que vean que no sólo los de Metro y El Gráfico tienen sentido del humor).


Selección "Pancho Villa es la hostia"


Estos finísimos productos mexicanos los encontré en un estante de "comida del mundo"; es decir que, en el sur, los frijoles y las tortillas son tan exóticos como la salsa de soya y la mermelada de pepitas iraníes.




En Argentina, ya cualquiera lo sabe, conocen los hot-dogs como panchos. Por ende, ¿qué nombre más original que ponerle a una hot-doguería el nombre de... Pancho Villa? ¡Brillante! ¡Elocuente! ¡Sublime!


Ahora que la veo, esta foto no es graciosa ni de lejos. Aunque una salsa que se llame México es como un whisky que se llama escocés. Un momento...


Y con ustedes: el único lugar al que me interesa ir en el mundo.


***


Algunas veces he contado aquí, casi de pasada, que durante la universidad fui depositaria de gran cantidad de confesiones. Mis compañeros, por alguna razón, me tenían mucha confianza, así que iban y me contaban toda la cantidad de estupideces que hacían. Yo, desde luego, les pagaba con la única moneda que conozco: escribir todas sus boludeces en un mamotreto sin censura.

Ahora lo releo y me parece muy vulgar. Ya casi nadie de los que ahí aparecen me importa, así que sus secretos pierden interés. Es sólo una recopilación de quién amaba a quién, por quién lo dejó, quién los vio, qué pensó quién, quién practicaba la zoofilia, quién se golpeó con quién mientras quién se besaba con quién en un campamento donde quiénes nos metíamos qué y al día siguiente quién dijo: "yo sé quién fue y quién se robó mi qué y no manchen, bola de putos", y mis sentidas reflexiones al respecto.

Sin embargo, rescaté algunos párrafos y los junté malamente, para inaugurar en el otro bló una serie con mis peores escritos adolescentes. Cómo sé que todos son textos fallidos, que nunca saldrán a la luz, y que ahora, a la distancia, sólo me causan vergüenza, se me ocurrió que debían encontrar una especie de reducto final. No servirán nunca para nada, salvo para demostrarme que el único beneficio de saber lo mal que escribía antes es saber que en el futuro pensaré en lo mal que escribo ahora. Y eso es un consuelo.

Sólo tenía veinte años recién cumplidos, y era una especie de adolescente tardía que se tomaba todo muy en serio (igual que ahora), pero... tenía mi corazón:

Mi vida en la universidad - Introducción


¿Ya vieron? Un mono parlanchín diciendo "hola, qué tal, soy un mono parlanchín".





19 de agosto de 2009

Ya estoy reconciliada con el freelance y otros temas de gran importancia


Sencillamente, en un viaje exprés a Querétaro, me di cuenta de que es mil veces mejor que los horarios castigadores de las empresas. De todos modos pierdes el tiempo. De todos modos esperas desde las 11 de la mañana, con un ansia loca y estúpida, la hora de la comida. De todos modos, después de la comida, te sientas somnoliento frente a la computadora y tu cerebro se desconecta, se deja ir, entra en un estado catatónico apacible y despreocupado. Trabajas con los músculos contraídos porque dormiste mal y poco. Ves a tu jefe y te dan ganas de apuñalarlo, porque después de todo, su trabajo es vigilar que seas productivo y estés haciendo
algo constantemente.

De todos modos, todos trabajamos lo mismo. Todos tenemos fechas límite, y entregamos el trabajo hecho sin importar los desvelos, las inyecciones cafeínicas (o heroínicas), y los tiempos perdidos en esos estados catatónicos. La diferencia es que el empleado de oficina los padece frente al monitor o la máquina de cafés o sentado en el baño con los pies alzados para que nadie lo vea. Y los frilanseros, ja: los frilanseros los empleamos frente a la televisión. O en un parque. O en un Burger King. O en una clínica de rehabilitación.

***

Como les decía, estuve en Querétaro. Tenía objetivos muy claros: ir a la graduación de Fanny, que por fin ya es cocinera profesional (gastrónoma, pues), y arreglar lo de mi titulación.

En lo segundo, como siempre, me hicieron dar 54,9 vueltas alrededor del campus, persiguiendo documentos puñeteros aquí y allá. O esperando a las secretarias/encargadas de biblioteca, que como buenas asalariadas, son impuntuales e ineficientes. Luego tuve que ir al periódico de mis prácticas profesionales por una puñetera firma: por supuesto, mi ex jefe no estuvo sino hasta la tercera vez. Sentí escalofríos nomás de caminar por esa hórrida calle, repleta de bodegas de azulejos y albercas.

Ese jueves nos tomamos unos martinis, y luego procedimos a seguir matando neuronas con el ya desaparecido bloguerísticamente Calleja. Esto lo cuento porque surgió un chiste estúpido que hemos repetido ad nauseam en Twitter, y que no es gracioso a menos que hayas estado ahí.

Sentados en el jardín de su casa, mi amiga María vio una lucecita en un árbol. Como hasta entonces habíamos estado filosofando barato, reacción lógica de la ingesta de sustancias ilegales, María reaccionó rápido:

- ¿Es eso una lucecita que está parpadeando desde el farol de la calle... o es el diablo?

Lo dijo con tanta seguridad en sus palabras, con una irrefutabilidad tan evidente, que todos coincidimos en que si no era la luz,
forzosamente tenía que ser el diablo. Sólo eran dos opciones: un efecto natural o el mismísimo Belcebú.

A partir de ahí, de la deformación de una broma, le dimos al DIABLO una entonación de gringo explicándole algo inexplicable a un mexicano. ¡Es EL DIABLOU! Y desde ese momento, y hasta la fecha, hemos pasado casi 36 horas totales riéndonos del asunto. Es increíble cómo una broma puede durar tanto tiempo, casi sin alteración, y renacer en el momento exacto en que ya estaba muerta. Tres horas después, cuando alguien se quedaba callado, era pertinente preguntar si eso era el silencio.. O EL DIABLOU.

El viernes tuve una mañana difícil. Me había quedado sin un peso en la bolsa, y tuve que despertar a Fanny para que me prestara ¡1oo pesos! para sacar mis cartas de no adeudo a la biblioteca. En el camino, llamaba a mi "pagador" para que me pagara, pero no me contestaba. Me daba de topes contra todas las paredes de mi antiguo recorrido a la facultad. Veía niños y me daban ganas de patearlos. Veía parejas y me daban ganas de desollarlas. Veía hot-dogs y me daban ganas de comérmelos.

En la universidad, por supuesto, nadie trabaja antes de las 1o de la mañana. Di vueltas absurdas, hablé con una secretaria y le comenté que la ineficiencia de la burocracia era pasmosa, y al hacerlo las lágrimas rutilantes estaban al borde del derrame. Avergonzada, corrí a refugiarme en el único sitio que siempre me ha aceptado con los brazos abiertos: el internet.

Me enteré de una gran noticia.

Finalmente, pude resolver el absurdo. Me titulo antes de que acabe el año, como 18 meses después de lo que tenía proyectado. Mi plan maligno e infantil de titularme antes que todos mis compañeritos, con el único fin de chingarlos simbólicamente, se fue al caño en el momento en que casi la totalidad se tituló antes que yo. Pero no me importa, porque yo tengo un... líquido para limpiar lentes de armazón.

El sábado fui a sacarme unas fotos ovales, y luego vagué por el centro (previendo el pandemonium en casa de Fanny, donde había casa llena). Fue un paseo reparador. Querétaro me gusta muchísimo en tanto que cada esquina y cada calle me trae un recuerdo específico de la adolescencia. Sin embargo, hay tanto que no me gusta de esa ciudad. Hay tanto que me hubiera gustado no vivir ahí. Hay tantos anuncios mal escritos, tantos camiones que en algún momento me tiraron en alguna avenida (verídico), tantas distancias qué recorrer para tomar un transporte público, tantas reminiscencias de la pobreza universitaria y las comidas de cartón.

La graduación fue bonita. Bebimos y comimos como reyes (o como invitados de graduación de estudiantes de Gastronomía, que se le asemeja). Nos burlamos de la gente, para anticiparnos a las burlas de la gente, y bailamos desde nuestro lugar. Al salir, la pose DEL DIABLOU:



Hace mucho que no escribía posts tan pormenorizados de mis actividades. Otro logro: vencí un nuevo paradigma alimenticio, y comí pancita. No vomité.

Finalmente, fue un buen viaje. Pensé en muchas cosas. Todo este mes ha sido de replanteamientos muy grandes, que empezaron con un post iracundo (¡hola, rechazados de la UNAM!) y culminaron en una de las acciones más abominables que he cometido (¡hola, flaggeo innecesario!). Es como cuando uno tiene la certeza de que es horrible, y luego lo comprueba, y luego piensa que no, pero luego otra vez lo piensa... y al mismo tiempo reconsidera sus afiliaciones políticas, sus creencias e ideologías, y mientras tanto se da la oportunidad de probar platillos como la lengua en escabeche y el caldo de pancita.

De ahora en adelante, hay muchas cosas qué demostrar.






¡EL DIABLOU!



2 de marzo de 2009

Reporte EXHAUSTIVO de un fin de semana grandioso

En realidad, mi fin de semana empezó el jueves... ¡en el segundo aniversario de El Chamuco! Me tomé unas cervezas horas antes para agarrar valor y acabé subiendo al estrado, donde la gente me aplaudió atronadoramente.

La gente hubiera aplaudido si un árbol hubiera estado arriba, de todos modos. Ése no es el punto. No se desvíen.


En este pequeño gráfico observamos cuando subí torpemente y casi me caigo, al lado de un Pedro Miguel que no sabía ni mi nombre de pila. ¡Aplausos! (extracto de un slide de una lectora por ahí).


También nos sacamos la infaltable foto con Aristegui, la estrella de la noche. En la imagen aparecen: El Rufián Melancólico, Profana, su servilleta, ¡Aristegui herself! y "el autor de mis días".


Me gusta llamarlos "mis jefes", pero ellos sólo me mandan por las tortas y los refrescos.

Las verdaderas estrellas fueron los Chamucos: El Fisgón, Helguera, Hernández, Patricio, Rapé, Pedro Miguel y Cintia Bolio. Maestros. También estuvieron Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe cantando el VERDADERO himno mexicano.

Más tarde llegó la gran Defeña Salerosa y, todavía más tarde pero con el mismo ánimo rojillo, Plaqueta. Lo que importa es la intención, ajúa.

Recordarán que el niños dios hace estragos en la perturbada mente de Don Rul. Descubrimos ese día que ¡es real! Y también es libinidoso:

Le gusta estar en los SENOS de Aline Salazar.


El viernes, destruida, me puse a corregir sobre vectoriales y escolladeros. En la noche fuimos al Salón Corona con la traductora del libro de servicio restaurantero que corregí. Como ven, soy una persona amistosa que hace migas donde quiera que la contratan. Ajá.

De ahí caímos a la fiesta de un partido que estaba en pro de la legalización de la mota. No sé por qué, pero fue divertidísimo y no paré de reírme durante lo que me parecieron dos horas. Cómo y por qué sucedió esto... sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.

El sábado tuve visitas de Querétaro: Carla, Nidia alias El Loco y Triquis. Asistimos a los baños "turcos" de Isabel la Católica, vimos la exposición de LaChapelle y nos perdimos en la fantabulosa oferta editorial (ajá) de la Feria del Libro. Aún así, me compré tres libros con
descuento que, un par de horas más tarde, vi al mismo precio en El Péndulo. ¡Albricias!

Gayseamos. En el Malva. Suficiente de eso.

Mi amigo El Abuelo con mi peluca, luciendo muy gay. Y con Carlangas, carnalez desde la prepa.


Con peluca y la camisa abierta seguía lanzándome miradas coquetas. Y yo me derretí.


Calcetines neón, ¡uoooh!


♥♥♥


El domingo fuimos a las Pizzabrosas a una especie de mécsican
meet & greet con Jorge Pinto, donde mi amigui Elsa fue la estrella de la tarde. Es tan endemoniadamente graciosa que duele (no: en serio; las costillas duelen después de tanto reír).

Bola de ñoños fans de Bunsen. Damos asco. TODOS.


De ahí corrí con todas mis fuerzas, hasta escupir alvéolos, de nuevo a la Feria del Libro para la presentación de mi ADORADO primo Bef (me hace sentir importante dar esta información). El día anterior presentó su novela Ojos de Lagarto, pero llegué tarde y no me dejaron entrar (perros). Al día siguiente, en la presentación de Monorama 2, hasta tuve tiempo de saludar a la familia, incluido al primo Alfredo, que elogió grandemente mi bolsa de KCT.

La Isla a Mediodía los recomienda con la categoría GRAN TURISMO.


En resumen, fue un gran fin de semana. Tuvo sus momentos oscuros, oscurísimos, como un video que tengo en mi poder y que no postearé hasta que... hasta que... pueda asegurarme de que todos ustedes morirían después de verlo. O mínimo siete días después.

Si quieren, luego lo subo. SÓLO si quieren.

PD. ¡Vivan los gays!

1 de febrero de 2009

Ayer hice cosas que nunca creí posibles


Todo empezó cuando fui
a ver Revolutionary Road. A unas cuatro butacas de distancia, una parejita se prodigaba besos, soltaba risitas ahogadas y charlaba con toda la tranquilidad que uno consideraría propia en un lugar donde la gente habla, se ríe y nadie piensa mal de ellos... Pero no, nunca, jamás, por ningún motivo: UN CINE.

Desprecio a la ge
nte que habla en el cine. Me hace pensar en cuencas enormes repletas de aceite hirviendo, El Pozolero con un mandil estampado de manguitos, y un cuchillo para pelar piel humana. Pienso en cómo estas personas son entes despreciables que jamás alcanzarán la cota máxima de evolución, sujetos indeseables que deberían ser exiliados de la sociedad y expuestos a las formas más finas de tortura.

A pesar de que les dije "sshhtt" incontables veces, y que me cambié de lugar con visible enojo, los tarados seguían hablando.

Se acabó la película. Me levanté. Me puse frente a ellos y les dije:

- A ver si la para la próxima no hablan tanto, por favor.

Con el tono más intimidante que mis cuerdas vocales pudieron alcanzar. Claro que mi acompañante me sujetó de los brazos y me dijo que no armara un escandalazo, porque yo estaba
dispuesta a tirarles mi refresco en la cara y llamarlos de muchas formas ofensivas.

Luego caímos en un Barón Rojo, por ningún motivo más que entrar el baño y hacer tiempo.

Fue la MEJOR idea que hemos tenido en añ
os. Era noche de karaoke, había sólo como cuatro parroquianos, y yo me moría de ganas por CANTAR mi canción favorita de Pimpinela, así que tomé con rapidez y con la ilusión de justificarme por la vergüenza con el alcohol.

"Claro, canté. Sin embargo, estaba borracha, no recuerdo nada y sigo siendo cool. Jaque mate"

Cantamos "Pega la vuelta" a duó. Luego canté "El Profe", de Miranda, y los encargados del karaoke me dijeron que era muy temprano para esas peladeces. Sin perder el ánimo, y con esa jocosidad del que ya tiene sus chelas encima y encuentra todo cagado per se, canté un rolón bárbaro de las letras en español: "Historia del taxi", del poeta Arjona. Para este momento, las seis mesas me aplaudían emocionadas, conmovidas ante tal muestra de entusiasmo y camaradería.

Os juro que entre las pausas gritaba "gracias, público conocedor" y que aplaudía y los animaba a echarme porras. Los tenía en la palma de mi mano. Nunca he sido tan exitosa con una audiencia como esa noche.


Cerré con "Cuando pase el temblor", en la cúspide de mi actuación. Como sabría que continuar sólo sería postergar un momento inevitable, y que había alcanzado el pináculo de la desvergüenza y el abandono, nos retiramos. Aún en la calle, desde las ventanas, mis novísimos fans me aplaudían.

Caímos, casi por casualidad, al Milán. No. No por casualidad.

Confesión fuera de contexto:

Tengo el plan de, digamos, conquistar a Daniel Giménez Cacho. Va en una etapa avanzada en la que, um, lo único que falta es conocerlo. Y conquistarlo.

Termina confesión fuera de contexto:


Así que estábamos en el Milán, comprando bebidas con sus papelitos como si fuera kermesse, y yo pensaba que en cualquier momento se aparecería Giménez Cacho y me diría:

Pero en lugar de tan previsible escena, me dediqué a saludar a la gente nomás porque sí. Por coleccionar amigos. Por probar que es muy fácil socializar. Así, conocí a unos tipos de la delegación Iztacalco y a una parejita que dijo haber visto a Giménez Cacho por ahí. Me sentí como un detective en busca de una pista. Me dijeron dónde puedo encontrarlo y qué artimañas debo emplear al respecto. Bah.

Uno de ellos me marcó hoy en la mañana para darme datos duros sobre la Procuraduría General de Justicia, porque está "muy harto" de los teje-manejes. Yo le seguí la corriente y me volví a dormir.

Después comimos tacos, hablamos sobre Borges, nos quedamos viendo la televisión apagada y luego perdimos el conocimiento. Fue un buen sábado.