Durante todo el día de hoy he tenido la desagradable sensación de que estoy olvidando algo crucial. De que hay un pendiente que no consigo materializar, ni siquiera recordar. Es verdad: tengo muchas cosas por hacer esta semana, y no he puesto "manos a la obra". Lo colosal de la tarea me deja impávida, y además me sumergí en mi experiencia intercultural de hacerla de huésped de mi queridísimo camarada Reindertot (historia que relataré en un post próximo: anótenlo y recuérdenmelo a su debido tiempo).
Mudarse siempre es caótico. Molesto, cansado e irritante, pero a menudo tiene un sabor diferente: el de la expectativa. Mudarse a un lugar mejor, cambiar de aires, llegar a un lugar más grande y mejor ubicado. Casi siempre mis mudanzas habían sido así.
Lo que me tiene en un estado de inacción y apatía absolutas es el hecho de que no me estoy mudando a ningún lugar. Que sólo voy a recoger mis cosas y embodegarlas: de alguna forma es perderlo todo. La independencia más o menos lograda a través de año y medio de coleccionar cosas, de hacerme de mis chunches, de pintar burós de rosa mexicano, comprar cuadros usados por diez pesos, armar libreros de Office Depot con las manos, comprar utensilios de cocina en el Waldo's, invertir en una cómoda con cinco cajones...
Y de pronto, como si cualquier cosa, envolverlo todo en papel periódico y acomodarlo como Tetris en un cuarto en casa de tus papás. No puedo empezar a describir lo deprimente que es.
Por supuesto, otro será mi destino. Haré mi viaje iniciático, me encontraré a mi misma, entenderé el sentido de la vida, experimentaré la desolación y el extranjerismo y la incertidumbre y el dolor y la ausencia y también la felicidad y la euforia y la vida. Pero no pienso en eso de momento: son como dos puentes que no se unen, y la anticipación feliz de una cosa no opaca la melancolía que la otra me provoca.
A pesar de que odié este departamento por razones que no me he cansado de consignar durante el último año (desperfectos y vecinos idiotas, para ser más precisa), voy a extrañarlo por otras razones, las usuales: lo que viví aquí. La forma en que le cae la luz de costado, el sonido que hace cuando cae el agua, el olor en la mañana, esa clase de pavadas que uno diría de una persona cuando no puede ser exacto. Extrañaré ciertos ángulos de él, ciertos momentos en que lucía más hermoso de lo que en realidad era, la pequeñez exacta para sostener una conversación desde la recámara hacia la sala-estancia, la apariencia femenina no obstante ingenua del baño (que jamás funcionó como debía, porque sin tener agua se inundaba y tenía goteras y era, en resumen, el baño más estúpido del mundo). Todo en él, todo en la cuadra, la cercanía, Paseo de la Reforma de noche, el metro a una cuadra, el portero del amor...
Y recuerdo entonces la nostalgia de mis mudanzas anteriores, pero algo en ésta me hace querer hacerlo todo mecánico; envolver mis chuchulucos sin mirarlos, sin pensar que no habrá otro lugar (por lo pronto) dónde colgar el cuadro y poner el escritorio; y tirar todo lo innecesario, porque ya nada es necesario. Sólo necesitaré una mochila, un GPS y un crucifijo, y las tonterías que adornan el refri y los cojines del sillón se antojarán tan triviales y prescindibles, ¡oh!
Cuando me mudé del departamentito de estudiante que compartía con otras cuatro chicas en la universidad (y que también odiaba por las razones usuales: infraestructura idiota y roommates idiotas), me sentí desolada. Escribí entonces este post.
Pensar que nunca más veré estas paredes. Que nunca más veré el polvo acumulado en los rincones y los restos de unas Suavicremas de fresa que se hicieron pedacitos en el borde del clóset (jamás habrían de salir de ahí). Que nunca más sentiré ese mareo repentino al voltear y, en lugar de encontrarme con una pared de 180 grados -como sería lo natural-, golpearme en cambio con un muro estúpido que de pronto se decidía a dar un giro fenomenal sobre su eje. Tantas anécdotas y accidentes. Oh... Qué atroz. Dejar mi callecita de Vicente Suárez # 410, a ochenta pasos de la facultad. Nunca comer de nuevo esos pastes hidalguenses. Ni ir al Oxxo y evitar al gordo acosador. Ni toparme con universitarios ebrios dando tumbos por la calle -la única calle del estudiante, de principio a fin-. Qué atroz. Y lo peor: no ver a mis compañeras nunca más. No oír sus ronquidos a través de la tabla-roca hueca. No recoger sus papeles tirados alrededor del bote de basura. O los vasos vacíos sobre el restirador. O las Maruchans podridas en la barra de la cocina. O los platos infestados de colonias de hongos germinando, reproduciéndose y evolucionando en la tarja. No más de eso. No más. Qué atroz.
De alguna forma, me siento igual. Me queda una semana en mi depto del DF y no puedo sentir otra cosa que nostalgia. Qué atroz.
PD Si a alguien le interesa la transferencia de un servicio Sky, contácteme.
PD2 Si alguien quiere ayudarme con cajas de cartón, contácteme.
PD3 Si alguien sabe cómo hacer que te contesten en el mítico número 1800 123 00 00 y cancelar una línea Telmex, contácteme.
PD4 Si alguien sabe cómo deshacerse de la nostalgia estúpida y mirar con ahínco el futuro, contácteme.
Contácteme.
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25 comentarios:
TLTR....
¡Culero!
Ok, casi lloro porque ya lo conozco y es cierto. :'(
Yo te echo la mano con lo que quieras.
Ayúdame quedándote con mi Sky, güeysss.
Puta, qué te puedo decir. Como tú bien sabes estoy pasando por un proceso parecido. Empezando por todos los desmadres muebleriles, tu vida se vuelve un caos al compactar todo aquello que te acompañó durante la estancia. Además de lo material (bueno, malo o regular...o como haya sido), todo lo vivido en esas cuatro paredes es lo que pesa, como diría U2 (aunque los odies), "all that you can't leave behind".
Sonaré estúpida (y espero que sensual) pero siento también un tipo de nostalgia que no puede entenderse y ni siquiera explicarse: yo también te extrañaré. Pero como todo en la vida, hay que moverse para mejorar.
Y como dirían por ahí (o al menos yo lo trato de tener en mente cada vez que la emez me ataca): te acordarás de esto después y te vas a reír.
Por cierto, me uno al requerimiento de cajas. Si pueden conseguirme unas que sean grandes y estén limpias, les estaré agradecida mucho tiempo. No de por vida, para qué los engaño.
Mis mejores deseos durante y después del viaje, sé que regresarás siendo una versión distinta -pero mejorada y enriquecida- de Lilián.
Un abrazo.
Aunque no tengas casa, es bonito pensar que el futuro de uno sea fresquecito como panqué.
Liz:
Qué gran comentario, me hiciste sentir como si me hubiera empapado y en mi casa me recibiera Rob Pattison sumergido en una tina ardiente. Sin la connotación sexual.
Es curioso cómo ambas nos mudaremos el mismo día, pero a destinos exactamente contrarios. Tú, a tu independencia. Yo, de alguna forma regresaré con mis papás. Es casi como si intercabiáramos destinos, oh (sólo espero que te vaya mucho mejor que a mí).
Y a Tormentas y a ti les digo que sé que hacer un viaje así, y luego el que le seguirá, de alguna forma son mejores que encontrar un depto en una zona "más cool, gooooei" y sentirse bien acá porque uno puede pagar más de renta y tendrá muebles más chidos. Son cosas al final. La independencia es lo que uno debe buscar, OH.
Creo que la nostalgia anticipada siempre es más fea que la nostalgia nostalgia. Después ya ni te acuerdas tanto, y más si vienen cosas más bonitas. También me pasó.
El Toño es bien culero. Ora vamos a obligarlo a que se quede con el Sky. Y con la línea de Telmex. Y con se Ring de VW.
Así me sentía 5 años atrás cuando dejé por primera vez a mi casa, a mi familia, y todas mis cosas para irme a estudiar la universidad =(, así me sentía 4 meses atrás cuando regresé a mi casa, después de terminar la universidad, y así me sentí hace una semana cuando tuve que dejar de nuevo mi casa para regresarme a buscar un trabajo, ya me hiciste recordar y ponerme sentimental, snif =(
No puedo quedarme con tu sky... ¿o sí?
que bonito escribe, no puedo ayudarla, pero insisto, que bonito escribe.
Uno debería mudarse al menos una vez al año. Es una inigualable oportunidad para deshacerse de lastres y curarse de esa absurda manía que tenemos por acumular cosas. También es recomendable moverse para no echar raíces, que como todo mundo sabe, es el principal impedimento para aprender a volar.
Yo te ayudo con cajas. Tengo dos de kleenex que ya no uso.
Hoy amanecí superficial.
Asi que sólo diré: El piso de la sala para bailar tap es, SIN DUDA, extrañable.
:-)
Esperen...¿donde vivías antes también tenías un gordo acosador?...te persiguen Lilián
La encajada y desencajada de recuerdos es de las cosas mas cabronas que hay. Y más cuando no sabes que va a pasar.
Disfruta la nostalgia, porque cuando estés allá vas a tener un momento de revelación y triunfo en la que te vas a decir "que pinche chillona soy".
Estoy segura que allá vas a partir madres, tus posts van a ser geniales y yo te voy a envidiar cabrón, snif.
Ash que feo.
Lo unico que ayuda con la nostalgia es muchas veces...el tiempo.
Las cajas las consigues TEMPRANO en la tienda de autoservicio de tu preferencia, no recuerdo si te las venden bara bara o si te las regalan, pero sé que es el mejor lugar ;) De lo demás... sólo me he mudado del todo una vez y fue de país, recordarlo me produce "ojo remi" así que no tengo consejos.
Vendrán después nuevos recuerdos a reemplazar a los recuerdos nostálgicos. Casualmente tengo la mente ocupada en una próxima mudanza.
PD 5: Si usted quiere un regalo, puede pasar por mi blog a buscarlo.
Cuando tenía 23 hice un "viaje iniciático". Corté con un país, un círculo de amigos entrañables, una casa hermosa, miles de objetos y mascotas, dos mujeres por las que hubiera dado la vida. Me dolía muchísimo irme (y para no volver), con un dolor que no creí que existiera, pero supongo que la intención de moverme era más grande.
Me animaba leer eso que dicen que decía Miguel Ángel: "la escultura ya existe, lo único que hago es trabajar como si dejara caer el bloque de mármol desde un barranco que, por la fricción accidentada, termina desnudando a la obra tal y como és." Así que el viaje tenía que ser eso mismo, doler mucho, quitarme lo superfluo para acercarme más no a lo que me gustaría ser sino a lo que soy en realidad. Y por eso los robos, los accidentes y las humillaciones fueron tan útiles como los placeres y las bienvenidas.
En fin. De lo de la nostalgia (rescoldo emocional de un niño temeroso al cambio), creo que no hay que deshacerse de ella, simplemente observarla, sin juzgar, notar que lo único que tienes siempre es aquí y ahora, constantemente aquí y ahora. Nada más que eso.
La nostalgia es una creación mental del momento, la emoción por el viaje es eso ahora: emoción por el viaje, no el viaje. Convertirse en un lienzo a través del cual pasan las emociones, los pensamientos, los deseos. OBSERVAR nos regresa al instante.
Claro, el ego nos obliga a añorar, predecir, temer, pero nosotros tenemos derecho de contemplar aquello y sonreír: dolor inevitable, sufrimiento opcional.
Tu viaje estará lleno de felicidad. ¿Pero este momento de pérdida y despojo no es también parte del viaje? En un cuento zen, dos monjes caminan juntos y uno pregunta al otro "¿a dónde vamos?", a lo que el segundo responde, "ya estamos". Quizá ése es el máximo descubrimiento de todo viaje. Ya estás.
Que tu casa sean siempre tus zapatos y tu bella prosa.
Uf, no saben qué enriquecedores han sido sus comentarios. Reafirman algo que se incubaba en mí tímidamente: el miedo a desprenderme de mis posesiones.
Un abrazo a todos.
A Lilián, la trotamundos:
Nomás no dejes de despreocuparte, caray.
Esto de las nostalgias es un deporte tan nuestro, que sería un crimen decirte cómo deshacerte de la inicua nostalgia. Se tiene que saborear para poder marcharse sin complicaciones.
(Muchos dirán que es una muestra de inseguridad. Pero hasta el Caballito con Cuerno, para nada inseguro, a veces siente nostalgia por el Plateado Cuerno Espiralado: ¿qué pasará si lo pierdo? ¿cobraré por usarlo como afrodisiaco y antídoto? ¿lo anunciaré en canal 5, al servicio de la comunidad? ¿me haría uno postizo en las renombradas clínicas de la cosmeatra de Albornoz? ¿pediré presupuesto al congrueso para recuperarlo?).
En Serio. El pasado es un sitio donde obtienes información de archivo, de apoyo. Sólo para eso sirve.Y como cada día caminas en dirección de aquélla "Terra Incognita" que mal llaman "futuro", pues deberías alegrarte de tener la Salud, la Voluntad y la Emoción de, todavía, saber que puedes adentrarte en esas Tierras, y descubir nuevas cosas. Del mundo y de tí. Y no importa si es el Amazonas (un consejo: ¡no te metas al agua antes de arrojar alguna carnada! No sabes la de bichos raros comemexicanos que se encuentran por allá!!) o la casa de tus papás: siempre es un (re)descubrimiento pasar por otro sitio diferente a lo que estabas acostumbrada.
¿Pertenencias? Las básicas las llevas encima (te presentaría a un amigo tuareg, para explicarte lo bello de traer lo necesario consigo... pero no sé en qué lugar del Sahara ande. Siempre anda de "mudanza", jejeje). Lo demás, es recuperable.
En cuanto a tus PD's:
- Te tomaría... tu "Sky", pero me encontré con el Señor de Sky y me convenció de una oferta increíble: pasarme a Cablevisión (Bbuuhhhh!).
- Las cajas se pueden conseguir con Don Chóforo, nuevas, limpiecitas... y ¡de huevo San Andrés! ¿Te paso la dirección de su tienda?
- No estoy con TelMex porque... ¿qué Telmex no es un mito?
- ¿Nostalgia? ¿Qué es eso? Tú eres el futuro más brillante, así que sólo mírate en un espejo (peinada, por favor, jeje).
- Y, por cierto, ¿cómo se te "contacta"?
Con un saludo de lo más nostálgico (extraño la Antártida, buaahhh!), te desea un gran viaje (y muchas postales abrazando osos, guardias reales, gauchos, tigres y, but of course, Unicornios),
el Futurista Unicornio...
P.D. Y como ya te dijeron aquí, la vidorria no son los lugares donde llegas: es el Camino. Disfrútalo, y si te critican, no hagas caso. Sólo NO repitas, por favor, la tal frase del "Quijote" acerca de que "ladran los perros, señal que avanzamos". Esta frase NO EXISTE. ES UN MITO. Mejor di: "¿Sí? Po's Cuícuiri!!".
Pedagógicamente,
el mitológico Caballo con Cuerno...
Pues mira, sobre la línea de Telmex, yo acabo de contratar una y la única forma de que me contestaran fue marcando como a las 10 de la mañana, porque creo que no trabajan después de las 2 y se van a comer y están muy ocupados y así.
Inténtalo.
Entiendo tu nostalgia y me imagino que es muy parecida a la que yo siento más o menos cada 12 horas cuando me acuerdo de que llevo exactamen 11 días viviendo fuera de la casa de mis papás. Pero durante esas 12 horas se me olvida por completo y disfruto mi nuevo espacio, mi nuevo tiempo y mi nueva libertad.
Trata de pensar en eso el resto del tiempo y piensa en la nostalgia sólo cada 12 hrs.
Qué chidito tu post.
No sólo por las referencias que haces, que son deliciosas (como el tetris y waldo's: héroes históricos de mi vida) sino por el contenido tan emotivo.
La nostalgia a veces es perturbadora o dolorosa, pero creo que después de todo lo que implica resulta un precio justo.
Yo pienso.
Por desgracia, no puedo ayudarte mucho que digamos en esas últimas cuestiones. Y aunque no te conozco personalmente debo decir que todos extrañaremos que no haya Lilián en el DF. Se extrañará la presencia de Lilián. Se extrañará que no haya escrito de Lilián en el Chamuco. Se sentirá que no haya Lilián en México un rato. Pero todo queremos que siga habiendo Lilián, de un modo u otro, para rato. Salud.
Es una historia bajo los valles donde se pueden admirar los imponentes Himalayas. En una tierra inhóspita por estar situada a más de 4 mil metros de altura, es conocida como "El techo del mundo". Por esa misma situación sus habitantes tienen un carácter fuerte para poder sobrevivir en estas condiciones extremas.
En una ocasión estaban los habitantes del pueblo celebrando en una casa la llegada de un hijo de ellos y todos le decían al padre.
- Que buena suerte tienes, porque tu hijo a regresado contigo...
El cual él respondió - Bueno o malo quien sabe....
Todos los demás se echaron a reír....
Paso el tiempo y un día su hijo salió a montar a caballo, cuando de repente el animal pisa en falso y se lastimó la pata, su hijo regresa a su casa triste caminando con el caballo lesionado - han de saber que en esos lugares los animales son muy preciados por las condiciones en que viven -
Entonces al enterarse los del pueblo, se dirigen nuevamente con el abuelo...
- Tenías razón que mala suerte el que tu hijo haya regresado, ahora se han quedado sin caballo...
El contesta - Bueno o Malo quien sabe
Sigue el pasar del tiempo y uno de esos días su hijo acostumbrado a salir con las cabras al campo; vio de repente una yegua, como pudo la atrapo, contento regreso a su casa lleno de alegría para contarle a su papá lo sucedido. Al otro día cuando despierta se percato que alrededor del establo había varios caballos....
Todos los habitantes supieron la noticia se acercaron con el viejo para decirle....
- Tienes razón qué buena suerte tiene tu hijo por haber encontrado una yegua por eso vinieron todos esos caballos
- " Bueno o Malo quien sabe"
Un día su hijo sale con su yegua a pasear y esta vio una serpiente, salió corriendo sin control y el joven se cayo lastimándose muy fuerte que quedo paralítico de las piernas.....
La gente fue con el viejo a darle sus condolencias.
- Qué razón tienes por haber encontrado una yegua ahora tu hijo ya no va poder caminar nunca más... Qué mala suerte.
- "Bueno o Malo quien sabe"
En eso tiempo la guerra se desata y llegan los soldados a reclutar a todos los hombres jóvenes, cuando llegan a la casa del viejo y ven a su hijo en esas condiciones no se lo llevan...
Entonces todos los del pueblo llegan llorando con él...
- A nuestros hijos se los han llevado a la guerra y no vamos a saber de ellos si van estar vivos o muertos. Tu en cambio gracias a la yegua que dejo sin poder caminar a tu hijo lo vas a tener contigo, que buena suerte tienes...
Y el viejo contesto
- Bueno o Malo quien sabe.....
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