¡Ya no es Navidad!

¡Por fin!

Ya establecí que la Navidad dejó de parecerme emocionante hace muchos años. Este diciembre traté de indagar las causas y encontré algunas muy buenas, como que mi hermano no está en México y eso fractura la familia de modo que ya NADA puede resultar tan divertido como lo era antes. Tampoco recibo ya regalos de Santa Clós y los Reyes Magos.

Básicamente, sólo eso.

Esta Navidad sentí como si un cable se desconectara en mi interior y ya no sintiera nada. Como si la emoción se hubiera ido y ya no esperara nada, ni me esforzara por hacer nada. Es muy agradable. Dejé de tener expectativas respecto a lo que debía hacer y cómo me debía sentir, y automáticamente todo fluyó como un riachuelo de chocolate blanco: me dediqué a fiestear arduamente y a no preocuparme por la futura cirrosis, o la futura rehabilitación, o el destino del blog o de mis familiares y amigos. Dejé todo abandonado. Me compré algunos libros que siempre había querido y los marqué como única obligación durante las festividades.

Me la he pasado en casa de mis papás, sin hacer nada esencialmente productivo o importante. Leo, escribo, juego Rock Band, saco fotos de mis sobrinos y mis hermanos, como en cantidades industriales, no pienso en lo que sucedió este año. O si lo hago es de forma fugaz y apresurada, para no detenerme en las cicatrices y las frases telenoveleras que me dijeron y que yo misma dije sin reflexionar, sin pensar que ya todo está previamente digerido, que todas son frases hechas, y que realmente no significan nada.

Pero anoche pensé: ¡pobrecito blog! Lo he dejado abandonado en los confines de internet sin preocuparme por su futuro o su presente; tirado, ahí, como una bola de papel higiénico en el piso, a la que ya nadie quiere. Y pensé: “¿por qué? ¿Qué ha hecho mi blog sino ser bueno y cariñoso conmigo, siempre tan leal y abnegado, sin reclamarme por nada ni actuar como una perra chantajista?”.

Tengo un compromiso hacia mi blog. Pero creo que lo retomaré prontamente, porque en estos momentos no importa nada.

Sólo descansar.

¡Salud!