Post sobre nada

Extraño a Petronila. Mientras ella anda en su pueblo quemándose como lagartija, yo me he visto obligada a enfrentar los riesgos de la vida autónoma. Y además no sé ni cuándo llega, ni si es hora de enterrar el cadáver que dejé a media sala, porque nomás no avisa qué acontece en el océano Pacífico. Ya, Petro, repórtate.

Que tampoco urge, porque digamos que tuve un pequeño accidente mientras limpiaba y… digamos que… rompí un objeto suyo… y puede que… se enoje… y me acuchille apenas llegue.


En otras noticias: qué malos son los blós anecdóticos, según leí en un post de alto contenido filosófico. Iba a contar sobre los desfiguros de mi semana, los mezcales idiotizantes que don Ruy Feben recomendó, el estreno veraniego que no vi (Iron Man, blah), la otra bebida con nombre de crema nocturna que me noqueó, los posteriores tacos que me remataron, el tatuaje que Fanny se hizo mientras yo me chutaba The Warriors (en mi pandilla todos usaríamos bufandas como distintivos), la burla que me provoca ver las gráficas de Guitar Hero y cómo no compraría un Wii aunque tuviera dinero, la presentación róquer-bicicletera del libro de Rogelio Garza, los emos del Chopo, unas tortas de sabor supremo, y el gran-gran-gran Comic Book Day, en el que me hice de un cómic gratuito… Pero luego pensé: todo esto es anecdótico ¿y a quién le importa, además de mi mamacita que es la lectora número uno de La Isla a Mediodía?

Respecto a los cómics, ¡Oh! ¡He vivido en la oscuridad más recalcitrante! Por lo pronto, soy fan-FAN de Chynna Clugston-Major y ya tengo material de ella para leer: Scooter Girl y Blue Monday. Historias adolescentes, mobs versus rockers, humor negro y sutil con el soundtrack perfecto.


En el viaje me fueron concedidos Watchmen, Hate y Lobo’s Back’s Back. No me falta nada.