El sábado, mientras la ciudad aún permanecía conmocionada por el linchamiento a cinco emos, yo me fui de campamento.
Lo que hice allá, los litros de alcohol que tomé, el momento en que terminamos danzando alrededor de la fogata en ropa interior, las caídas estrepitosas que presencié, la resaca insoportable al día siguiente… nada de eso importa.
Lo que importa es el momento en que se descubrió que soy una Máster.
Ajá.
En algún punto, mientras me levanté a servirme un cuarto calimocho, a alguien se le ocurrió la fabulosa idea de jugar escondidillas en plenas 2 de la madrugada, al aire libre, en un terreno perdido de un pueblito perdido. Claro: como yo me había desprendido del grupo durante un minuto 18 segundos, todos estuvieron de acuerdo en que yo buscara.
Accedí, me tomé mi bebida con los ojos cerrados, y luego grité que ya estaba lista. Miré alrededor y todo estaba oscuro, estático, fantasmagórico. No me preocupé, porque sólo tengo una fobia, y su magnitud ha hecho inviable la posibilidad de albergar otro miedo que no sea el objeto de mi neurosis fóbica.
Ergo: la oscuridad no me da cosquillas.
De pronto, mientras escuché algo así como un pedazo de acero golpeando una roca, me di cuenta de que estos pelmazos trataban de asustarme. Más aún: seguramente estaban agazapados en un mismo lugar, posiblemente detrás de donde yo estaba, y sólo esperaban el momento exacto para saltar por detrás y provocarme un shock nervioso.
Así que decidí voltear la situación. Yo sola podía asustar a todos ellos juntos (escondidos, cobardes además, por parejas). Así que empecé a silbar una canción, rodeé el terreno, luego me detuve y FUM: grité como una loca despavorida. Pensé que con esto iban a salir preocupadísimos para ver qué me ocurría, pero siguieron en su lugar. Así que grité una segunda vez. No hubo respuesta.
Me fui a sentar junto a la fogata, me serví otro calimocho y dije que me daba por vencida. Catorce minutos después, mis compañeros salieron enojadísimos porque yo era una floja y no había intentado ni siquiera buscarlos.
Luego alguien preguntó: “¿Tú fuiste la que gritó?”. Aquí decidí sacar mis dotes de actriz (Glenn Close me envidiaría), y contesté inocentemente que no. Todos se miraron nerviosos. Yo me puse a la defensiva: “¿Por qué? ¿Alguien gritó?”.
Lo siguiente fue ponerme nerviosa porque yo no había escuchado nada. Uno que quiso ser muy valiente insistió toda la noche en que había sido yo, pero nadie logró hacerme confesar. En algunos momentos traje el tema a colación, fingí mucho miedo y acusé a otros de ser los que gritaron.
No confesé nunca, y como juré por Interpol, todos quedaron muy convencidos. No dije la verdad ni en la mañana, cuando apenas podíamos vernos a los ojos después de todas las vergüenzas de la noche anterior. Ni cuando nos despedimos a la puerta de mi casa, y nada hubiera sido más satisfactorio que decir: "ilusos".
No he confesado excepto ahora. Si leen esto: JA-JA. Babosos.
Fotografías que no legitiman nada:
Lo que hice allá, los litros de alcohol que tomé, el momento en que terminamos danzando alrededor de la fogata en ropa interior, las caídas estrepitosas que presencié, la resaca insoportable al día siguiente… nada de eso importa.
Lo que importa es el momento en que se descubrió que soy una Máster.
Ajá.
En algún punto, mientras me levanté a servirme un cuarto calimocho, a alguien se le ocurrió la fabulosa idea de jugar escondidillas en plenas 2 de la madrugada, al aire libre, en un terreno perdido de un pueblito perdido. Claro: como yo me había desprendido del grupo durante un minuto 18 segundos, todos estuvieron de acuerdo en que yo buscara.
Accedí, me tomé mi bebida con los ojos cerrados, y luego grité que ya estaba lista. Miré alrededor y todo estaba oscuro, estático, fantasmagórico. No me preocupé, porque sólo tengo una fobia, y su magnitud ha hecho inviable la posibilidad de albergar otro miedo que no sea el objeto de mi neurosis fóbica.
Ergo: la oscuridad no me da cosquillas.
De pronto, mientras escuché algo así como un pedazo de acero golpeando una roca, me di cuenta de que estos pelmazos trataban de asustarme. Más aún: seguramente estaban agazapados en un mismo lugar, posiblemente detrás de donde yo estaba, y sólo esperaban el momento exacto para saltar por detrás y provocarme un shock nervioso.
Así que decidí voltear la situación. Yo sola podía asustar a todos ellos juntos (escondidos, cobardes además, por parejas). Así que empecé a silbar una canción, rodeé el terreno, luego me detuve y FUM: grité como una loca despavorida. Pensé que con esto iban a salir preocupadísimos para ver qué me ocurría, pero siguieron en su lugar. Así que grité una segunda vez. No hubo respuesta.
Me fui a sentar junto a la fogata, me serví otro calimocho y dije que me daba por vencida. Catorce minutos después, mis compañeros salieron enojadísimos porque yo era una floja y no había intentado ni siquiera buscarlos.
Luego alguien preguntó: “¿Tú fuiste la que gritó?”. Aquí decidí sacar mis dotes de actriz (Glenn Close me envidiaría), y contesté inocentemente que no. Todos se miraron nerviosos. Yo me puse a la defensiva: “¿Por qué? ¿Alguien gritó?”.
Lo siguiente fue ponerme nerviosa porque yo no había escuchado nada. Uno que quiso ser muy valiente insistió toda la noche en que había sido yo, pero nadie logró hacerme confesar. En algunos momentos traje el tema a colación, fingí mucho miedo y acusé a otros de ser los que gritaron.
No confesé nunca, y como juré por Interpol, todos quedaron muy convencidos. No dije la verdad ni en la mañana, cuando apenas podíamos vernos a los ojos después de todas las vergüenzas de la noche anterior. Ni cuando nos despedimos a la puerta de mi casa, y nada hubiera sido más satisfactorio que decir: "ilusos".
No he confesado excepto ahora. Si leen esto: JA-JA. Babosos.
Fotografías que no legitiman nada:
Lo triste es cuando al día siguiente descubrí mis hermosos tanques cubiertos por una espesa capa de polvo y vergüenza. La gota es mi lágrima.
Acá observamos a Triquis al momento de ir a dormir a su "tienda de campaña"... que jamás logró armar, gracias
Acá la observamos cuando tuvo la osadía de despertarse en MI casita. Ya no hay vergüenza (nótese cómo el texto en cuestión está plagado de la palabra vergüenza)
Y acá, ¡oh espíritus islámicos!, se observa a su servilleta como el espíritu fantasmagórico que asustó a todos sus amiguitos borrachos
* El asunto de los emos golpeados me resultó repugnante, innecesario y cobarde. Execro a los que se mofan de él, o lo celebran bajo la estúpida consigna de que "los emos merecen morir". También creo que hay mucha culpa en los blogs que se la viven pregonando su odio por una bola de adolescentes que están en todo su derecho de vestirse y peinarse como se les hinche su regalada gana. Gracias por el encono, intolerantes.
15 comentarios:
Digan lo que digan mi casa de campaña es la oooooondaaaaaaa.
(algo me decía que debía inscribirme a los scouts)
Saludísimos droga
No sabía que todavía había lugares donde acampar (además del Medio Oriente y el Zócalo). Yo cuando tengo ganas de estar en contacto con la naturaleza, prendo Animal Planet y se me quita. ¡Loada sea la urbe!
Lo del linchamiento de emos es una chingadera imperdonable. Pinche país, nunca saldrá de la edad media. Somos unos pobres cavernícolas.
primero: juraste por interpool?? jajaja no mames como me mató de risa eso
segundo: ese campamento apestó, debí haber estado ahí demet!
tercero: las fotos con Tanis nunca son aburridas, yo me habría quedado en su casita como ñooo
cuarto: no mams ches sangüiches crujientes, como los envidio a todos los que sí fueron bastardos!!! =(
FIN
Y por último: ¿quién lleva una bolsa de sal de a kilo a un campamentoo?
Jajajajajaja
Oye sí, por qué diablos llevábamos una bolsa de sal de a kilo...
Ah cierto, para los tequilas. Y ñor.
Ja ja ja ja...No mames eso de asustar a los friends es de 10!! Pues envidia por un excelente fin de semana con la naturaleza...
Ps si, como dice Karla... envidia es lo que se siente.. frío, polvo, olor a humo....pero ps lo bailado quién te lo quita ¿no?
Saludos!!
¡Ash... qué pinche envidia me dió...! Y hasta tu sandwich se me antojó........................
acampar rifa, pero sólo si hay a quién zarandearte en una de las casitas
Puedes aclarar que es un calimocho?
què es eso de calimocho?? si es algo que tiene que ver con el acohol estoy seriamente interesada.
Ah, esos sandwichillos son la neta!
Lo único que podría mejorar esa fogata es que hubiera un boy scout sentado en ella, eso equilibraría el mundo.
Se me antojaron los sandwiches, y yo sin comida en mi casa, demonios.
*O sea, sentado en la silla quise decir, ja!
El calimocho se prepara con vino tinto barato, baratísimo (de preferencia tetrapak, padre Kino, California o, ya con ganas de ser muy esnob, Carlo Rossi) y Coca-Cola.
Sírvase frío, no se abuse de él, disfrute al instante.
Yo no tengo ninguna foto de fogatas, bu :(
Y neta, qué gran mamada esa de golpear a los emos. Yo digo que envidiaban sus copetes de ladito (yo soy china y no puedo ser emo, qué confusión).
Saludex.
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