2 de mayo de 2009

Posts que se quedaron en el tintero

Por alguna razón, achacable a muchas otras razones, no se me ha ocurrido nada qué postear. Ninguna idea agradable ha cruzado mi cabeza, ninguna anécdota interesante con algún taxista idiota ha tomado lugar (los últimos cuatro que he tomado han sido sujetos más bien callados y sin tema de conversación), ningún odio lacerante me ha atravesado como una llaga fulminante: nada.

La verdad es que el jueves tomé un montón de ropa de la cómoda, la hice bola y la metí en una mochila. Tomé el metro, luego un autobús, y me vine a casa de mis papás. Fue como lo que haría una treintona frígida luego de terminar con su novio adicto a las apuestas y a los billares de poca monta. Lástima que yo apenas tengo veintidós y... pues eso.

Acá me he dedicado a dos cosas primordialmente: comer y leer. Es una vida relajada. Tengo chamba, ciertamente, pero supongo que llegará el momento en que mágicamente pueda tener un poco de concentración y sentarme frente a la computadora sin hacer búsquedas en Google como "¿qué fue de la leche Boreal?" y "películas en donde salga Giménez Cacho".

En el ínter, pienso en todos los posts que nunca llegué a escribir. Había uno por encargo, pedido expreso de mi amiga Fanny, en el que hablaría de por qué ciertos hombres insisten en besar lo más babosamente posible. Y cuando digo babosamente no me refiero a torpemente (eso está claro) sino, de hecho, a eso: empleando ocho litros de baba en el acto. Me hubiera gustado armar diagramas mal hechos en Photoshop, con imágenes de una lengua masculina metida como siete centímetros más allá de donde está permitido, y luego otro con una marquita bien definida que mostrara hasta dónde DEBEN entrar. Luego haría algunos comentarios ácidos sobre cómo cierta gente cree que mientras más agresivos, mejor besan, o que violencia salival es igual a pasión irresistible.

Pero no se me dio la gana jamás. Luego estaría otro post que soñé, muy metafórico, sobre una tipa que le respondía con groserías a su jefe y cómo yo concluía: "me dio mucha tristeza". No es broma, eso soñé.

Luego un post como éste de Ira Franco, que está más allá de todas mis posibilidades. Otro donde comentara en algún renglón que lo malo de estar en casa de mis papás es que no puedes recargar la cabeza sobre la mano y mirar algún punto fijamente, porque de inmediato te preguntan "¿Qué pasa?" con alarma, esperando que a continuación recites un tratado pormenorizado sobre tus sentimientos y esperanzas en el futuro.

Había otro muy lacrimógeno, de esos que sólo tienen un destinatario definido pero que igual no tienen empacho alguno en ser publicados en la red para el feliz escrutinio de todos los cibernautas del universo. Tendría, me imagino, cosas como "recuerdo la primera vez que te vi..." y "no lo sabes, nunca te lo he dicho, pero..." y "la última vez que nos vimos, cuando me despedí de ti, pensé que..." y "no hay en este mundo mejor que tu olor..." y "no era mi intención darte ese macanazo con el extinguidor..."

Pero no.

Escribo este post con mi mamá fumando y viéndome. La pasguatez, el libre albedrío, la tranquilidad que te da estar en tu propia casa y vestirte con unos calcetines de aretes y embadurnarte la cara de aguacate sin que importe y dormirte a las 5 de la mañana sin que nadie te esté diciendo "ya es tarde, ya duérmete"... son cosas que no conozco aquí. En cambio: la comida casera, charlas sobrenaturales, mis sobrinos chocando su cochecito contra el sillón en el que me encuentro leyendo. Me la paso bien aquí. Si llega el ataque influenzombie, al menos estaré con ellos, a salvo.



12 comentarios:

Borchácalas dijo...

Eso del extinguidor lo sacaste de una película.

Y los posts sentimentalones dirigidos son mejores si están encriptados a más no poder.

Chilangelina dijo...

A mí sí me gustan los besos bieeeen ensalivados y bieeeen metiches.

Miss B. dijo...

Yo hasta le pinté de coloridos tonos las uñas a mi perrita para no aburrirme.

Algunos me han dicho "pues ponte a escribir tus cuentos y esas cosas" pero resulta que, 'esas cosas' como que no salen así como así... Chale. Ando como que perdida nn el mundo de no pasa nada.

El verano pasado conocí Querétaro y me encantó. Disfruta tu estancia con tu familia.
Saludos

Jorge I. Figueroa F. dijo...

yo nunca fui un besador que llegara hasta la campanilla, alguna vez hice cosas que no fueron bien recibidas, pero a la primera señal de molestia me detenía.

a lo mejor ese diagrama sería el inicio de la leyenda de los buenos besadores mexicanos, pero el mundo nunca lo sabrá

Jair Trejo dijo...

Habría sido divertido que el montón de ropa que agarraste fueran puros calcetines derechos. Te podrías confeccionar un atuendo interesante.

Me encanta leer sobre la plácida felicidad de otros desde mi plácida felicidad.

Kyuuketsuki dijo...

No hay nada como retirarse a tu shangri-la particular. Siempre, aunque pasen los años, es lo mejor que puede existir

Ro dijo...

Yo nunca puedo escribir si mi mamá me está viendo, me encierro con llave en mi cuarto para escribir y nunca aliento a mis papás a usar internet, que se queden analfabetas antes que meterse en mi blog o en mi facebook.

Plaqueta dijo...

Exijo que hagas el de los besos para que luego se convierta en un forguard que eduque a las masas.

El Agus dijo...

Ya hay dos casos confirmados de influenza en Querétaro. Puedes hacer un post criticando la poca cultura sanitaria de los queretanos que permitieron que la "enfermedad mortífera" (según el Proceso) llegara a su estado por ejemplo.

Gabriela/undies dijo...

Ew, eso de los besos es tan cierto. Los besos y la influenza es tema aparte, acabo de escribir un post parecido, sólo que cambié la palabra "besos" por "sexo oral" pero igual es didáctico.

Haces bien, huye, esta ciudad pronto colapsará de paranoia y absurdos. Vuelve cuando regrese a los niveles normales de estupidez y gandallez.

Simple Poeta+ dijo...

la vdd te ha hecho bien estar buen rato con tu familia :P

Simple Poeta+ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.