Ayer me levanté a las 6 de la mañana, no por decisión propia sino obligada por las circunstancias. Estaba ligeramente cruda, lo admito, pero aún así tuve la suficiente presencia de ánimo como para ponerme unos pants y una sudadera con circulitos que marean si la ves de lejos.
Bajé mi bicicleta los tres pisos, al borde del colapso, y me lancé a una mañana infeliz. Di vueltas por el parque España, por la plaza Río de Janeiro, por el parque Luis Cabrera, a lo largo de Álvaro Obregón, por las calles de Tabasco y Tonalá, y finalmente a través de la infame ciclovía de Chapultepec. En mi trayecto me di cuenta de algunos hechos perturbadores:
1. Las mamás llevaban a sus hijos a la escuela. Unas por despistadas, y otras porque no les importaba que sus hijos murieran con tal de hacer su prueba Enlace. A unas y a otras les comuniqué, muy amablemente, que no había clases. También agregué un "tonta" al final de cada frase. Ninguna me hizo caso.
2. La gente usaba cubrebocas, y se alejaban cuando yo me acercaba para desearles un bonito fin de semana.
3. Algunos automovilistas me susurraban frases ininteligibles, sin importarles que yo trajera mis audífonos puestos y que por puro atrevimiento me pasara algunos altos, pero supongo que eran buenos deseos y recomendaciones de seguir por el buen camino.
Para cuando llegué a mi casa y me senté un rato a ver las noticias, una sensación inexplicable se apoderó de mí. Era una mezcla de incertidumbre y pánico. Miré mi kit anti-Holocausto Zombie, colgado en una vitrina sobre la pared, y pensé: creo que esto no nos servirá esta vez. Bajé las escaleras atropelladamente, armada de una bayoneta y siete cajas de somníferos, y les grité a los que pudieron oírme que estábamos perdidos. Luego subí de nuevo, clavé clavos en la puerta arbitrariamente, puse dos pedazos de madera en las ventanas, me metí a la cama con una linterna, y le recé a Alá que la fiebre pasara pronto.
Un par de horas después, motivada por la verdadera pandemia (la hipocondría, esto es), empecé a toser y a sentir que desfallecía. Me convencí de que estaba infectada, hecho muy explicable dado que la noche anterior había departido en un par de barecillos infestados de gente, de horrible gente infectada, y pensé que ya todo estaba perdido. La amenaza se había cernido sobre mí.
Siempre he tenido miedo de morir joven. Es un miedo absurdo, pero probable. Siempre que he tenido ocasión de sentirme cercana a la muerte -como cuando me atropelló una bicicleta o cuando una torta de choriqueso me cayó mal o cuando tuve la certeza de que estaba contagiada de ébola- pienso en una cosa solamente: mis pendientes. Todos esos archivos de Word a medias, con anotaciones jocosas como "introducir conflicto de intereses en el capítulo quinto" o "nuevo personaje: maniaco depresivo obsesionado con las fobias". Esos textos a medias que jamás podrán concretarse porque en vida no tuve la suficiente fuerza de voluntad para acabar todo lo que empezaba.
Naturalmente pienso en mis amigos y familia. Pero me imagino que se las arreglarán sin mí, y vuelvo a los archivos de Word: ¿qué será de ellos cuando muera?
Lo bueno es que resuelvo todo escribiendo posts tontísimos que no reflejen la verdadera preocupación y las verdaderas reflexiones y los verdaderos propósitos.
Tengo miedo de la influenza. Caí en el pánico colectivo.
19 comentarios:
Has de estar con una mascarilla como casi todos, pero no tengas miedo... mientras más la evadas más te perseguirá.
Don¡t worry... No pasa nada =)
No pasa nada, es pura para...para...aaaaachuuu!! noia... , tu relax...aaaaachuuuu!!
Mayor miedo sería vivir sin propósito alguno
Changos, además de esto: "Lo que no saben es que en realidad él lo escribió todo, mientras yo me daba golpes en la pared jurando entre sollozos que me iba a morir de Sida y que ya todo estaba terminado para mí y que la vida era un lugar farragoso en el que uno siempre pierde y acumula pendientes y muere de Sida y se infecta de Sida y muere por causa del Sida. Verídico."
Entonces sí eres hipocondriaca?
Pero la paranoia es acá en la red. Allá afuera no veo a la gente tan preocupada. Mejor desconectate y ya, jijiji
Saludos
quieres que vaya a toserte un par de veces, no me molestaria :)
'tas bien zopilota.
No te mueras, por favor.
se que voy a morir algun día... pero puedo jurar que el día de hoy, NO. ;)
Bah, que blog tan chafa.
Pinche seudoPlaqueta
Yo por eso tengo lista mi escopeta. A la primera señal de tos de los vecinos ataco ¬¬
Y eso que no te atacó -como a mí- el dengue....
Hola, primero, me gusta mucho como escribes :) , pero un comentario sobre algo que he visto en un par de posts: cosas como "clavé clavos en la puerta arbitrariamente" producen cacofonías, pienso que seria mas correcto "clavé la puerta arbitrariamente"
Te iba a escribir un comentario acerca de la desolación que nos causaría tu muerte por la influenza del marranito, junto con palabras para tranquilizarte y decirte que a ti no te va a pasar eso, pero al leer el comentario de marioly me desconcentré y me llevó a reflexiones impensadas, como el hecho de que claves clavos es cacofonía y yo cuando clavo arbitrariamente en la puerta es pura y sana diversión, además de ser correcto…
Queridos estimados y estimadas:
Queridos cibernautas preocupados por la Salud (y la Paz) Mundial:
Estimados colegas y colegos:
Desconocidísima Lilián:
Ciertamente, no debéis preocuparos. Los Caballitos Con Cuerno han regresado (después de sendas y heroicas intervenciones en Médicos Sin Fronteras, OMS, UNICEF y los Pumas de la UNAM) y están en la primera línea de defensa contra los virus (y otras amenazas como el hip-hop tercermundista, el mal desempeño del Cruz Azul y el che IETU).
Ojo, no os alarméis: el peligroso NO es el virus de Porky (aka, "influenza porcina") sino la CONEJITIS. Sí, la rarísima enfermedad que casi acaba con el conejo Bugs (y se llama Hipocondría cuando ataca a los humanos, ¡AGUAS!).
Pero acá estamos, repartiendo vacunas, antivirales y hasta leche con ajo para salvar a vuestra raza humana (no sabemos pa' qué, pero salvarla al fin y al cabo).
Ya, ya. Parad esos aplausos inmerecidos y echadle porras a vuestra anfitriona del blog, Doña Lilián: tomaos un tequila con limón y una pizca de sal.
- El limón os dará vitamina C.
- El tequila hará olvidar vuestras penas y embriagará a los &*@?%!! virus.
- Y los granos de sal servirán pa' que los virus se maten a "rocazos" salerosos, jejeje.
Podéis ir tranquilos: la misa ha terminado.
Sacramente, se despide:
el bronceado ("¡Qué...ma mucho el Sol!") Unicornio...
P.D. En serio, no es tan grave el asunto. Nomás NO se automediquen y corran al médico si tienen tos seca, temperatura alta y dolor muscular. Es decir, si se les rompió el preservativo en una playa!!!
De Nada.
(P.D. de la P.D.: Quema más la Luna...)
Esto es como un embarazo psicológico, va a pasar pronto. No es que me haya pasado, no, jamás.
Mientras yo tomo vitaminas efervescentes como si no hubiera mañana para darle un boost a mi sistema inmunológico... o que me salgan piedras en el riñón, lo que pase primero.
Mejor hay que sacarle provecho, yo ya estoy preparando mi línea de playeras YO SOBREVIVÍ A LA INFLUENZA que venderé junto con las del lote sobrante de YO SOBREVIVÍ AL NEWS DIVINE.
No,no, y no, tu y Plaqueta no tiene derecho a morir jovenes, está en su destino hacer grandes cosas para nosotros los mortales, ustedes pertenecen a Asgard,al Olimpo o algún lugar así, olvidate de esos pensamientos negros y mejor pasa a ver mi linea de tapabocas para que escojas el que te guste, si no te gusta ninguno solo tienes que decir como lo quieres.
A punto de ser linchado por decir que era una pendejada ir a misa en tiempos así, he preferido pensar en cosas irrelevantes...
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