30 de noviembre de 2008

Final de temporada

Siempre me ha gustado pensar, ya que fui una puberta educada a través de la vida sentimental de Dawson Leery y Joey Potter, que mi vida es una serie de televisión. Sus guionistas son unos señores panzones que no recibieron suficiente amor de niños, por lo que escriben relaciones de amor estereotípicas que de alguna manera les funcionan como catalizador de sus propias frustraciones. Eso, o lo hacen por dinero.

Estas historias tienen como base a un tipo que recibe a su vecinita en el balcón de su casa y, tiempo después, descubre que está enamorado de ella.

Así, cada ciertos meses, en lo que imagino que el índice de audiencia ha bajado, decido por cuenta propia celebrar un fin de temporada. Preparo el escenario para que una serie de hechos decisivos tome lugar en una fecha límite, juntos los personajes y les hago jugarretas inesperadas, revelo ciertos secretos, confieso sentimientos antiguos, elijo a un amigo al azar y dejo de verlo, elijo otro amigo al azar y decido enamorarme de él y entonces ¡PUM! Es final de temporada. Mágicamente.

He vivido dos finales de temporada durante mi estancia en el DF. El primero fue el 25 de agosto del año en curso. Iba caminando por Paseo de la Reforma, me detuve y dije: "hoy es final de temporada". Estaba lloviendo, los coches pasaban, la gente gritaba obscenidades, yo acababa de ver a alguien y pensaba: es un final de temporada EN MEDIO de la temporada. A veces pasa, cuando los productores repentinamente dicen: "¡Hot dogs y pizzas para todos! Y vacaciones de dos meses para arreglar nuestro batidillo de tramas inconclusas y cabos sueltos".

Todos los cabos abiertos ya se cerraron: las personas que conocí y la trayectoria que marcarían en mi vida, los sentimientos que engendré y que han encontrado feliz reposo, de lo que me di cuenta y que ha probado ser una certeza. Etcétera.

HOY MISMO vivo un final de temporada. La bonita vuelta de tuerca ocurrió en la forma de una bolseada en un antro gay en la Zona Rosa, cuyo saldo fue el robo de mi teléfono celular. Que tenía en la pantalla un ninja bailando break dance.


Lo raro, lo bueno, lo extraordinario, es que no se robaron mi cartera con tarjetas ni mi iPod. Raro. Excelente. Bueno. Algo.




12 comentarios:

Taquero Narcosatánico dijo...

Yo también vivo finales de temporada, pero los míos son anticlimaticos, como de futurama.

Es más, creo que ya me cancelaron.

Luis Alvaz dijo...

¿y cuándo es que inicio el final de temporada?... soy de esos televidentes que sólo ve la mitad de los capítulos, y ni siquiera completos, porque no soporto esperar los anuncios comerciales y me voy a hacer otra cosa menos odiosa... como escuchar la radio, o leer cuentos de Cortázar que he leído decenas de veces.

Alina dijo...

Yo lo que no sé es si mi vida es una sitcom o uno de esos dramas adolescentosos.

Lilián dijo...

Yo amé a tu ninja bailador.

Anónimo dijo...

Read Watch Look Listen

Tres Culturas...

Gabriela/undies dijo...

Yo ando como en el mid season, el limbo de la programación.

El baile del ninja es casi hipnótico.

Dédalo dijo...

Yo apenas llevo como 6 capítulos de esta. Creo que terminará hasta el año siguiente, cuando deje de ver a la mitad de mi salón y me mude de nuevo. Tendrás un buen rating , nos tienes esperando

El Rufián Melancólico dijo...

Yo ya casi termino una temporada de 24... pero de 24 meses en pura chinga. Damn it, diría Bauer. Espero que mi próxima temporada sea como de Gossip Girl, con muchas niñitas anoréxicas pispireta de faldita fácil (pero me temo que se me viene un melodrama chafón de bajo presupuesto onda Central de Abastos. Chale.)

Jair Trejo dijo...

Jo, yo me siento como una adaptación directa a DVD de las obras completas de Kafka.

Preferiría un filme serie B, con tetas y dinosaurios.

Pero uno no escoge a sus guionistas.

Anónimo dijo...

no mames, tu ninja bailando al ritmo de future de cut copy se ve bien aca

Taquero Narcosatánico dijo...

Regresé sólo pra ver al ninja bailarín pixeloso (que parece más un karateka canoso, pero yo qué se...)

Rodrigo dijo...

LLegué acá por el taquero...a algo así. Eres grande.