(me gusta la palabra teaser, aunque sea tan angloparlante, porque me remite a infidelidades y engaños)
Me mudé. Sola. Me he convertido en una Sarah Jessica Parker con una estufa que no le sirve para nada y un clóset muy grande, en lugar de una Courteney Cox con problemas severos de neurosis que comparte un departamento con quien se deje.
Quise mi soledad y la obtuve. Eso, y una mejor ubicación: ahora llego a pie a todos lados. Estoy en la zona más GAY de la ciudad. Por fin sé lo que es estar en un café y ser la única heterosexual, y sentir esa indefensión cuando pides tu cafecito navideño y no haya nadie que te coquetee o te lance miradas vulgares. O que quien lo haga sea una gorda con una cintura de 234 centímetros de circunferencia, con los dientes manchados de salsa y una torta de jamón en la mano.
Tengo miedo, pero el miedo me atrae. El hecho de escoger hasta el color de la cuchara de la sopa (naranja fosforescente) o de la cortina del baño (rosa chillón) o de la fibra para los trastes (morado azulino), todo ello es más liberador que recibir tu primer sueldo y gastártelo en zapatos o cervezas. No hay nada más reconfortante que poner tus propias reglas, reglas absurdas posiblemente, como abrir las persianas tres veces cada dos horas o encender la luz de la estancia aunque entre mucho sol por la ventana.
Creo que hay un lado muy egoísta en todo esto, y es evidente. Es como decirle al mundo: "¡Ajá! Ahora me toca a mí". Y dejar de vivir a través de los demás y asumir el control. O sea: pagar tus propias cuentas, recoger tu propio tiradero y aguantar a tus infaltables vecinos idiotas (como hoy a la 1 de la tarde, que me vi en medio de dos fuegos: por un lado música electrónica a todo volumen, y por el otro Jon Secada en repeat. Era un auténtico duelo de micro-componentes marca JVC).
Me sentiré sola. Es innegable. Extrañaré (y ya la extraño) a mi queridísima Petronila. Creo que a quien más debo agradecerle en este momento es a ella, aunque parezca lo contrario. No hay dobles lecturas: vivir sola es algo que tenía que hacer tarde o temprano.
Por cierto: este departamento es más lindo que el que creí era el de mis sueños. El destino es curioso. El anterior estaba en la misma calle, en el número 274. Ahora estoy en el 292. Con más espacio y ¡una tina! Sí, una tina llena de hongos, pero ya la desinfecté con Pato Purific. ¡Arrooooooz!
Me mudé. Sola. Me he convertido en una Sarah Jessica Parker con una estufa que no le sirve para nada y un clóset muy grande, en lugar de una Courteney Cox con problemas severos de neurosis que comparte un departamento con quien se deje.
Quise mi soledad y la obtuve. Eso, y una mejor ubicación: ahora llego a pie a todos lados. Estoy en la zona más GAY de la ciudad. Por fin sé lo que es estar en un café y ser la única heterosexual, y sentir esa indefensión cuando pides tu cafecito navideño y no haya nadie que te coquetee o te lance miradas vulgares. O que quien lo haga sea una gorda con una cintura de 234 centímetros de circunferencia, con los dientes manchados de salsa y una torta de jamón en la mano.
Tengo miedo, pero el miedo me atrae. El hecho de escoger hasta el color de la cuchara de la sopa (naranja fosforescente) o de la cortina del baño (rosa chillón) o de la fibra para los trastes (morado azulino), todo ello es más liberador que recibir tu primer sueldo y gastártelo en zapatos o cervezas. No hay nada más reconfortante que poner tus propias reglas, reglas absurdas posiblemente, como abrir las persianas tres veces cada dos horas o encender la luz de la estancia aunque entre mucho sol por la ventana.
Creo que hay un lado muy egoísta en todo esto, y es evidente. Es como decirle al mundo: "¡Ajá! Ahora me toca a mí". Y dejar de vivir a través de los demás y asumir el control. O sea: pagar tus propias cuentas, recoger tu propio tiradero y aguantar a tus infaltables vecinos idiotas (como hoy a la 1 de la tarde, que me vi en medio de dos fuegos: por un lado música electrónica a todo volumen, y por el otro Jon Secada en repeat. Era un auténtico duelo de micro-componentes marca JVC).
Me sentiré sola. Es innegable. Extrañaré (y ya la extraño) a mi queridísima Petronila. Creo que a quien más debo agradecerle en este momento es a ella, aunque parezca lo contrario. No hay dobles lecturas: vivir sola es algo que tenía que hacer tarde o temprano.
Por cierto: este departamento es más lindo que el que creí era el de mis sueños. El destino es curioso. El anterior estaba en la misma calle, en el número 274. Ahora estoy en el 292. Con más espacio y ¡una tina! Sí, una tina llena de hongos, pero ya la desinfecté con Pato Purific. ¡Arrooooooz!
14 comentarios:
Vivir solo es la onda, sobre todo cuando se acaba el gas y no hay quién lo pueda comprar y tengas que cazar a los camiones.
"Era un auténtico duelo de micro-componentes marca JVC" jajajaja
dobabes, yo apenas voy por esa libertad.
hoy vi un huevito que me gustó, un 4o piso desde donde se ve media ciudad (un cuarto de ciudad de un lado, un cuarto de ciudad del otro).
Ya veremos.
Chingon por asté, dicen que no hay envidia de la buena. Tons nada mas quiero ser como tu cuando sea grande
=D
Bienvenida al mundo de los que no se quieren casar. Cuando uno se empieza a sentir tan, pero tan bien así, en su espacio, con sus reglas, empieza a parecer un precio muy alto el tener que renunciar a todo eso por cohabitar con otro ser, por mucho que se le ame. Yo me tardé ocho años para que alguien me convenciera.
Enjoy.
suerte
suerte
suerte y mas suerte señorita
lo más mágico es como sin planearlo comenzamos a adelgazar despreocupadamente y comenzamos a hablarle a nuestra madre más seguido que al hombre jajaja
un estrujo y saludos desde acá, ciao ciao ciao
hum vivi en esa zona tres años y fui de lo màs felix , es mejor vivir sola siempre
... y cuando tengas un mapache o un hombre que desde luego te visite por las noches, ah eso me recuerda que yo tambien quiero una tina!
aunque podria estar mintiendo
again
Se madura cuando se vive solo, eso que ni que. Lástima que en esa zona no te digan piropos guarros ni nada por el estilo, para que no extrañes ahi te va uno:
"Si los mares se juntan con los rios...¿porque no juntamos tus genitales con los mios?"
¿De Courteney Cox a Sarah Jessica Parker? Me temo que en Mexiquito la evolución es, más bien, de niña ñoña de Lo que callamos las mujeres a villana egoísta de Lo que callamos las mujeres. Pero eso también tiene su guaguancó.
Sobre los piropos y las miradas vulgares, tú nomás sonríele a la gorda con la cintura de 234 cms y vas a ver lo que es bueno... eso sí va a ser miedo de verdad, Lilians.
Y bueno, algo que faltará vivir en tu depto, es tener una horda de salvajes amigos que viven su independencia en tu congalito y tú no sabes cómo echarlos y debes soportar con estoicismo que se larguen hasta las siete de la mañana... y después limpiar todo el mugrero que dejaron... me postulo para que vivas esa experiencia. Hasta pronto Lilians!
Seee apoyo la moción!
Exijo pachanga de inauguración!!
(o mínimo pijamada de niñas con maraton de House MD)
Felicidades Tocaya!
Mañana llevo mi maleta con un poco de ropa ehh, te ire a visitar mas seguido.
(lo que ella no sabe es que es plan con maña pa traerla de regreso).
Ex rumi. Hay que hacer peda de innaguración.
Pinche blogger no me deja iniciar sexsión jojo.
Sí, sí, ¡inauguración!
Un departamento no es realmente tuyo, sino hasta que le dejas una mancha imborrable de alcohol a la alfombra.
Se siente bonito, ver crecer a mis amigos bloggers. Me hace pensar en que para allá voy.
No tienes idea de lo bien que es abrir tu depa haciendo un ruido horrible en pleno borrachazo y tirarte en el sillón de la sala (siempre atascado de cosas que "recogerás mañana"). ¡FELICIDADES!
Tambien vivo solo y para que no extranes los piropos, aqui te va uno: yo quisiera untar esa mantequilla en mi telera, dicho esto acompanado de una mirada libidinosa. Me encanta tu estilo, has pensado en escribir un libro o una columna a nivel nacional?
Hola, Lilián.
Te he estado dejando recados por todos lados. La reunión se cambia para el martes. Misma hora, mismo lugar. Ojalá leas estos mensajes.
Saludos.
Qué bonito...
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