1 de julio de 2008

Conflictos laborales de ayer y hoy parte II


El 14 de julio acaba mi contrato provisional y no lo voy a renovar. Dicho así suena a eufemismo, pero no se me ocurre otro término: ni me corren ni renuncio.

El asunto no pasa a mayores. Hace unas semanas que maquinaba la decisión, como bien puede constarse en la parábola anémica del presente cuchitril-bló, me deprimía pensar en “tirar la toalla”, “no dar el ancho”, “darme por vencida a las primeras de cambio”.

Hoy veo todo de forma más benigna. El trabajo no era para mí y durante 3 meses no logré tomarle el gusto. El ambiente es inmejorable, sí; las bromas abundan, sí; hay bolitas multitudinarias frecuentemente y durante una de ellas casi sufro un colapso pulmonar, sí; los licuados de la señora del parque Uruguay son absolutamente estupendos, sí; mi jefe es un maniático, no.

Reitero lo que dije mi segundo día aquí: mis compañeros son la onda. Los voy a extrañar (excepto al que me asaltó al salir del baño y me hizo ponerme pechotierra y luego me roció con aceite caliente y me prendió fuego hasta que desperté); no tanto a ellos como a sus charlas sobre asuntos profundísimos de la cultura pop. En serio, lo confesé vía Twitter, las únicas charlas intelectualmente estimulantes que obtengo en la semana son las de jueves de Covadonga. Harina de otro costal.

Paradójicamente, ayer que tomé la decisión mientras charlaba con mi pseudo-jefe rockero que usa cadenas de metal alrededor del cuello y se pone mucha laca para el cabello, no sentí miedo sino curiosidad. De súbito se abre un abanico de posibilidades y, con toda franqueza, no puedo esperar para saber qué hay allá afuera para mí.

(pausa emotiva en la que el lector puede ir por una cerveza u orinar un poco. Sólo un poco)

Ayer se fue la persona en la que más confiaba en la agencia. La noticia nos cayó a todos de sorpresa, y enseguida vino la sensación de injusticia y extrañeza. Lo que más me sorprendió, sin embargo, fue la entereza con que asumió esta decisión. Días antes me había dicho que un signo de madurez no es simplemente “cumplir con tus compromisos”, sino saber distinguir lo que quieres de lo que no.

Su cumpleaños fue hace poco y ayer partimos el pastel. Fue el cumpleaños más bizarro, y pudo haber sido el más incómodo, pero él apagó las velas y dijo: “¡Deseo que me corran!”. Tomar el asunto con esa ligereza de espíritu me doblegó. Ojalá algún día yo tenga la misma lucidez para afrontar las cosas. Me gusta pensar que sí, pero me faltan años para comprobarlo.

Mientras tanto: futuro nebuloso.









Chanca-chancán-¡manténgase en sintonía!

13 comentarios:

El Rufián Melancólico dijo...

pos felicidades, doña Lilián. Creadora, no creativa. Bienvenida a la zozobra del subempleo.

Defeña Salerosa dijo...

Eres valiente. No dejas que la (uta, me choca este término, pero no se me ocurre otro) "necesidad" apabulle tus genuinos deseos profesionales. Estás haciendo lo que a muchos nos cuesta hacer/decidir.

¡Bravo!

No te deseo el éxito, creo que lo mereces y lo obtendrás.

Profana dijo...

Con lo genial que eres, no dudo que encontrarás algo a tu medida pronto!

Usté aguante... ya nos cuenta con más calma el jueves.

Slds.

Chilangelina dijo...

A mi me parece que el futuro pinta mas bien luminoso...

Alex Heredia dijo...

Siempre es bueno dejar un trabajo cuando uno quiere (o está hasta la madre del jefe sabe todo, JA!), eso demuestra que una no está esclavizado y es lo suficientemente profesional para saber cuando una etapa termina, aparte si uno tiene la capacidad profesional se puede dar e lujo de escoger en donde quiere trabajar!!!.

Ahora eres parte del grupo de los ocho!!! (millones de desempleados en el país) pero es seguro que tu duración en el grupo será breve.

Saludos.

Yo soy ella dijo...

Yo confio en que tu proximo trabajo te reditue para los yates y los prostitutos ojiazul que compartirás conmigo.

Mija uste tranquila y yo nerviosa, eres tan chingona, que tú serás la que me saque de la pobreza y cuando seas aca una escritora famosa yo seré tu asistente personal y compraré tus nestea y cafés exóticos.

El Agus dijo...

Todo cambio es para bien, si no preguntale a un bebé cuando le cambian el pañal

Saludos y suerte

luisitomx dijo...

y luego quien se va a quejar de su trabajo?

Cynthia Ramírez dijo...

Bien! por ahi dicen que el que no se mueve no deja huella.

Suerte!

Eric Uribares dijo...

a mi la cuestión laboral siempre se me ha hecho un asunto de vibra y olfato, yo me muevo comúnmente de sitios laborales y en diez años nunca he pasado más de 1 mes desempleado, sí, hay que arriesgaarse¡
suertix

Rafael Merino Isunza dijo...

Veo honestidad, valentía, desapego y confianza en ti, atributos que en tiempos de crisis es difícil encontrarlos juntos. Qué complejo es no corromperse por la gratificación inmediata o una solución cómoda, ¿no es así…? Has evitado perderte de ti, sin embargo hay que pagar por ello y lo vale. ¡Muchas felicidades por elegir aventurarte a ser protagonista de tu historia!

P.D. No has entrado a mi Blog y me debes de la dejada del otro día después del Covadonga unos comentarios a mis escritos que ahora cobro, je je je.

Patrulla dijo...

Oh por Dios! en febrero tomé una decisión intempestiva: dejé mi trabajo en el cual tenía una antiguedad de 4 años...y lo dejé en medio de una trifulca con mi jefe...pensé que era un buen augurio, dejar ese trabajo tal como siempre soñé...ahora tengo otro trabajo en el cual me siento la colada que no fue invitada...y creo que esa horrible sensación nunca la perderé....

sniffles.

Unknown dijo...

Jajaja¡ gracias! buena onda leerte, sabes... mmm me acabas de prender la chispa para un post, mis respuestas por alla
(si soy aquel del chiste acido que me corran con mi pastel de cumpleaños enfrente)

esperare tu cuento o guion de cortometraje con esa historia jajajajaj

besos