13 de mayo de 2008

Umberto Eco aprueba la música de Miranda!

Lo sostiene abiertamente en su tratado "Apocalípticos e Integrados", exactamente ahí donde dice que los productos de manufactura kitsch buscan provocar reacciones. Y si un semiólogo italiano, que además es experto en bondismo (la teoría y práctica en todo lo que atañe a James Bond), lo justifica bajo argumentos como "sus letras son la expresión perfecta de todo lo que está mal en el pop hispanoamericano" y "el mal gusto intencional los encumbra y los eleva a una nueva categoría difícil de analizar por la semiótica" y "aún cuando sólo utilizan el último signo de admiración (¡el último!), resulta loable el intento por regresar a una cierta lírica adolescente, desprovista de intelectualidad" y "me gustan porque son muy gays y estrafalarios y me importa un bledo lo que opinen ustedes"... Entonces, sólo entonces, no es tan malo haber asistido a un concierto de ellos.

Un concierto gratis, además. Porque apenas llevo un mes en la megaurbe de hierro oxidado y tortas de tamal... y ya hice una transa. Porque decir que vengo de la revista Fulana, y que además llevo a mi fotógrafo, y que además mi fotógrafo lleva a su novia, no es tan difícil como parece. Nada que un par de llamadas no resuelvan.


El truco es el siguiente: llegas al lugar donde el bodrio musical tomará lugar, te cuelas hasta el inicio de la fila, le dices al cadenero que conoces a "Moi" (porque "Moi" fue la palabra secreta que nos introdujo a todos lados), contestas a todo con un temple imperturbable, te aseguras que haya suficiente alcohol gratis, recomiendas a tu falso fotógrafo que luzca su falsa cámara fotográfica reflex con no-flash, das un par de vueltas por el lugar y te instalas frente al escenario con toda la actitud circunspecta que un segundo antes de aparecer la banda se esfumará mientras cantas a todo pulmón líneas como "si estás hablando en serio, prefiero que te apures, quedemos en no vernos, pero shá" o "yo quiero ser tu negro del camión, yo quiero ser un cerdo picarón":



Y, claro, al final me salió lo mecsicano y me retraté con Jorge González de Los Prisioneros, por ninguna otra razón que decir que me retraté con Jorge González de Los Prisioneros.






Y seguiría divagando indefinidamente, pero hechos oscuros ensombrecen mi corazón y la crisis inminente (¡la primera después de llegar al D.F.!) me mantiene con un gesto ambiguo que los demás interpretan como estreñimiento.

6 comentarios:

Unknown dijo...

jejeje moi

Un tal Juan dijo...

Moi nunca falla.
pasando por acá me quedé a leer. Lindo blog

El Agus dijo...

Asi es en nuestra querida chilangolandia: todos los mecánicos son "mai", todos los tianguistas son "amigo" (si no te queda te lo cambiamos amigo), todos los trajeados son "mi lic" (ya sabe mi lic, asi es esta cosa) y todos los taqueros son "cuñado" (tres con todo cuñado, ya sabes, con salsa de la que pica...)

Saludos

Triquis dijo...

Ahhhhhhhhhhhhh te envidio tanto por haber visto a Miranda! Yo soy fan, sobre todo cuando dicen sho en vez de yo

Pero quizá algún día los vea. Oh sí.

Saludos y abrazos my drooguie.

Unknown dijo...

que bien, entons provinciana exiliada como tu servilleta, nomas que yo vengo de mas lejos...

ya nos acostumbraremos a la semantica chilanga ejeje, por ahora a reventarse nada mas y ten cuidado con los polis, son los mas culeros...

Saludos

RoCKoLiTa dijo...

jajaja mmm eso mismo hacía al principio mi ex novio, igual llevaba a un wey que no era fotógrafo, pero falsificaba una credencial de reportero de alguna estación de radio "local" (que en realidad era una estación por internet que sólo unos cuantos conocíamos) y así se iba a los eventos...o creo que lo sigue haciendo, porque sigue sin ser reportero de ningún lado jaja.