5 de noviembre de 2007

De por qué no he escrito: me secuestraron y estoy en una cabañita muy bonita en el Himalaya. Nah. No se achicopalen

El NaNoWriMo no es una excusa y, si lo es, es una muy barata. Pero la esgrimiré, oh, porque soy una persona muy vulgar.
De lo que trata es que muchas personas (cuando digo muchas, quiero decir: casi cien mil y alrededor del mundo… desde las frías ciénagas de Finlandia hasta el quemante sol de Johannesburgo; de las colinas nevadas de Chile a los barrios olorosos a chicharrones de Tepito; de… -je: ya duró mucho el paréntesis. Lo voy a cerrar). Prosigo: muchas personas se ponen a escribir una novela en un mes: 50 mil palabras mínimo. ‘Ai pa’l gasto.
Está chido. Empecé a escribir sin saber. Nomás teclear furiosamente mientras me tomaba un té de limón con leche. A las ocho mil palabras ya se murió un personaje (snif: lo extrañaremos) y otra tipa se tomó un perfume de tan borrasha que andaba. Ya vislumbro grandes acciones: habrá una hamburguesa de 55 pesos y una conversación interesantísima entre otros dos personajes que ya estoy cocinando. El diálogo iría más o menos así:
- Pásame la sal.
- ¡Por supuesto!
No se me ha ocurrido un buen clímax. Estoy trabajando en ello.
Y ya, en serio: ¡miren qué cómica soy! Casi podría apostar mi té de limón con leche a que les he arrancado mínimo una sonrisita sangrona en este lapso. Y si no: qué amargadotes. Pero el caso es que cuando escribo de una manera más seria y menos blogueril, qué cosas tan azotadas resultan. Todo es tristísimo, en medio de un arbolito de Navidad de 3 metros de altura, y una borrashita que se toma un perfume de tan borrashita que anda.
Ni modo. Prometo que ahora sí la próxima será cómica. Tanto Jardiel Poncela debe surtir algún efecto.

P.D. Qué miedo cuando la querida Andrómeda vino a darse una vuelta al blog. Y es que, sin saber, la personaja principal (maldita insufrible esnob) tiene ese mote. Su verdadero nombre es otro, pero ahí en la novela todos la llaman Andrómeda muy quitados de la pena.
¿Coincidencia?
Sí, probablemente. Las cosas místicas son ridículas. Un dios: blah.

P.D. 2: Esperanza Lords me pregunta cómo está el rollo del conteo de las palabras. Y le explico lo siguiente: ora sí que te vas a "Edit profile", luego a "Author info" y ahí donde dice "Word count" le pones las palabrejas que lleves. Esto es muy honorable y se funda básicamente en la honorabilidad del que escribe, por eso digo que es honorable y, pues, involucra honor.

Tan fácil que sería decir que llevo 48 mil. Y para saber cuántas palabras llevas sin que estés enfrente del monitor con una calculadora de contador con todo y su visera, abres "Word" y luego en "Archivo" le picas en "Propiedades" y ahí mero en "Estadísticas". Y voilá: las tres palabras que llevas del título.



Mi perfil esnob.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. Gracias por la info, pero creo que no me di a entender. Quería saber cómo subir lo que ya había escrito, pero ya te leo que es allí en "author info". Gracias otra vez.

Ocho mil palabras es mucho para cinco días. Pura rapidez.

Bob dijo...

El vodka es noble, sólo hay que tratarle con cierta distancia, como a un tío que uno no ha visto hace un montón y que no es mucho más grande que uno, pero que si se clava luego no te lo quitas de encima y quiere que le presentes a tus amigas y...ah, sí, las hamburguesas:

A:pásame la salsa
B:no mames, eso es viejísimo wey

Beam dijo...

Saludos y suerte en tu novela.

diamandina dijo...

¿Coincidencia? Será, pero me preocupa seriamente que uno de los personajes de Esperanza Lords, desde antes de que yo la leyera y ella me leyera, se llama como mi nombre en el Nanowrimo, al que me metí nomás porque me dijo que ella se metió y soy una maldita insufrible snob. Eh... ¿coincidencia? ¿segura? Yo digo que es un complot (llegué tarde a esa moda, chin).