17 de enero de 2007

Cosas absurdas para hacer un martes por la madrugada

Largarse a Moroleón, beber como cosaco y regresar como una fresca lechuga a la clase ninguna (suponiendo que la fresca lechuga tuviera dos meses de vieja en el refrigerador).

Nada interesante.
Conocer a unas personas que son de Uriangato: respetabilísima ciudad.

Concurso de ligar al primero que pase. Su servilleta ganó. Dos veces. (¡No puedo evitarlo!) (¡Así es la vida!) (Y es difícil: de veras que sí) (Mucho muy difícil) (Bah: ligar -en realidad detesto el término- borrachos es la empresa más fácil y patética que existe)
Facilísimo: vienen seis cayéndose y nomás dices "Hola" y ya estuvo.
Y otro que en un portal te cuenta la historia de su vida: tiene un hijo de dos años, sorprendió a su novia teniendo sexo con otro tipo, la mujer a la que más ama es a su madre.
Inmensamente patético.
Vivir la situación más angustiante de mi vida: de pronto estaba en frente de quince personas formadas en una fila para entrar al baño y al tratar de convencerlos de que era imperativo que me dejaran pasar antes que ellos y que mi vejiga estaba a punto de reventarse y que estaba sufriendo en serio y como hicieran bromas y comenzaran a charlar tan amenamente con moi, no pude evitar romper en llanto. Eso no sucede desde la primaria. Fue tan vergonzoso y, al mismo tiempo, tan extraordinario...

- ¡Miren! Sí está llorando. No bromeaba.
- ¡Oh! Gracias, gracias, gracias, gracias, gra... (seguí diciéndolo aún dentro y mientras tanto pensaba: "¡Oh sí! Mis dotes actorales son tan relucientes!")
Dormir y cubrirse con una cortina.
Marearse con un lago que no terminaba y no terminaba y no terminaba.

este lago aparecía cada cinco tramos de la carretera
Saludar a un Rey Mago coqueto que enseñe las piernas mientra va montado en su elefante.

Presentar conductas poco ortodoxas, lo que sin duda provocará el odio voraz de los habitantes del terruño.
Caminar en todas direcciones y sólo ver tiendas de ropa. Sudaderas rosas, vestidos de la santa comunión, cinturones gigantescos... todo ello confundido con las peleas callejeras y los puestos de tacos y las botellas en el piso y los borrachos aquí y borrachos allá.
gente vulgarsísima asaltó "hermosa" ciudad
Sobre todo: tener la certeza de que la responsabilidad y el buen gusto deben ser los puntos cumbres de un semestre en suma desastroso (¿y qué puede hacerse al respecto sino refugiarse en pasiones sustitutivas que nos salven de pensar en los males que se avecinan?) (¿no es cierto que tomarse el tiempo con las clases en la primera semana para juzgar y meditar la composición del módulo educativo es la mejor forma de iniciar un excelente año 2007?) (la resaca se alivia escribiendo frases inconexas, ¿verdad?)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Droguie!!!!
Coincido totalmente contigo. Aveces es necessario salir de la rutina y olvidarnos de nuestras patéticas vidas solo para descubrir -en una borachera inmensa en medio de personas desconocidas y en un pueblo ajeno- que somos PATETICAMENTE PATÉTICOS. Pero que diablos, es mejor que quedarse en la casa o peor aún entrar a clases que lo único que me producen es lástima.
Que mejor forma de empezar el semestre que viajar tres horas a un lugar, ahogarse en alcohol, dormir con otras siete personas en un local y regresar a dar lástima a la facultad: esos son los verdaderos estudiante.
Solo puedo decir que somos páteticos y porto con orgullo mi patetismo (al grado que repito esa palabra constantemente)
Me encanta ser patética
Y si no les gusta vayan a masturbarse con su libro de química.

Lilián dijo...

Cierto, droogie: Causamos lástima con la misma ropa del día anterior, los ojos ojerosos, los cabellos despeinados y el rostro estampado de cruda inefable. Somos todo un ejemplo.