Perro infeliz. 2006: puedes irte a la mierda.
Ya. Me siento mejor ahora.
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El recuento de los daños. Sólo así podría llamarle a una hipotética remembranza de todos los momentos (los jocosos y los jodidos) de este año. Pero no. En lugar de eso, os regalo diecisiete detalles neurasténicos sobre mi persona (porque diecisiete es un número muy bonito).
Diecisiete Detalles Neurasténicos Sobre Su Servilleta:
1. Padezco ofidiofobia. En una escala insoportable y peligrosa. Las personas a mi alrededor tienen prohibido pronunciar esa palabra o sus sinónimos (y, como es evidente, tampoco la escribiré). Esto me confiere el título de enemiga acérrima/mayor odiadora de las innombrables.
2. Sólo hay una cosa que puede competir en odio encarnizado contra las innombrables: los cubiertos. Malditos. Sobre todo los tenedores. De igual manera, las personas a mi alrededor tienen prohibido hacer ruido con ellos, tomar dos con una mano, lavarlos en mi presencia o jugar con ellos.
3. Lo que más me importa en la vida (más que la pasión, la política, La Lechera Flakes...) es la ortografía. No puedo vivir sin ella. Lucho por ella, muero por ella, le rompería la cara a cualquiera por ella.
4. No puedo dormir antes de las dos de la mañana. Hace algunas semanas me fui a la cama a las diez de la noche y eso fue un hito: no lo hacía desde 1997.
5. Por cierto: estoy obsesionada con el año 1998. Todo lo que tenga que ver con él (por ejemplo, vestimenta y música) me hace suspirar lánguidamente.
6.Tiendo a obsesionarme con las sagas (aunque jamás sagas del tipo de Harry Potter o El Señor de los Anillos).
7. De hecho, tiendo a obsesionarme con casi cualquier cosa. A grados increíbles.
8. Y, usualmente, después de un tiempo me recupero y olvido la obsesión. Aunque, una vez plantado el germen, siempre regresará una y otra vez.
8. Y, usualmente, después de un tiempo me recupero y olvido la obsesión. Aunque, una vez plantado el germen, siempre regresará una y otra vez.
9. Mi mayor sueño infantil era poseer un estanquillo de revistas y periódicos.
10. A los diez años estaba profundamente enamorada de Leonardo DiCaprio. Antes de que Titanic viera la luz, yo ya proclamaba mi amor por los cuatro puntos cardinales y la gente me decía que ese don nadie tenía cara de niña y que era un estupidazo. Y luego se hizo famoso. Y dejó de gustarme.
11. Los bráquets son el diablo. Aún más que las agujas.
12. Si en medio de la madrugada se me ocurre una idea genial (como pintarme las uñas de morado metálico), me levanto en el acto y la apunto en un pedazo de papel. Esto es imperioso e ineludible: si no lo hago de inmediato mi corazón late desbocado y podría sufrir un infarto.
13. Sueño con baños. Muchos baños. Baños enormes, inmensas hileras de baños de todos los tamaños y colores, todos ellos individuales con puertas abatibles y palancas doradas.
14. A los dieciséis años me obligaba a mirarme al espejo sólo dos veces al día, como una especie de manda. Me lavaba las manos siempre mirando al lavabo (esto, contrario a lo que pudiera pensarse, es muy divertido y puede desencadenar las situaciones más hilarantes y ridículas posibles).
15. Antes de entrar a una sala de cine, tengo que ir al baño tres veces. Tres veces: no menos. Y es imposible hacer trampa.
16. Cuento los cigarros que fumo al año, pero evito a toda costa pensar en los kilolitros de alcohol que ingiero.
17. Ojos. Lo más terrible del mundo es la gente que se toca los ojos. Y si el karma existe, usar lentes de contacto es castigo suficiente.
Ahora, con toda seguridad, algún querido lector fantasma se planteará el propósito de jamás acercarse a menos de cinco metros de su servilleta. Lo cual es entendible.
Ahora, con toda seguridad, algún querido lector fantasma se planteará el propósito de jamás acercarse a menos de cinco metros de su servilleta. Lo cual es entendible.
P.D. A veces me gustaría escribir en este blog sobre lo que verdaderamente me interesa, pero mi neurosis inminente me lo impide (este paréntesis es adecuado para introducir una anécdota verídica, pero lo pensaré) (bueno: una vez tuve que escribir un reportaje sobre Neuróticos Anónimos y cuando fui y los conocí... me sentí como en casa) (y luego pensé: ¡No! ¡Jamás estaré tan lurias como esos locos!) (y a la fecha me debato entre la posibilidad de vivir acosada por los tenedores durante toda mi vida o ir de una buena vez a tomar café y galletitas con gente igual de alterada que yo). En fin: me gustaría decir lo que sucedió este año, las personas que conocí, lo mucho que perdí... Me gustaría decir que me enamoré, me desenamoré, me enamoré de nuevo, que me rompieron el corazón, que lastimé sin querer (soy enamoradiza. O lo era)... Pero no puedo. Quizás algún día les cuente sobre mi vida sentimental y otros detalles de moi más relevantes que mi afición por James Bond. Sí. Quizás algún día...
Fotografías "chuscas" de un año que se fue:
Mi pose comodín:
doble
El día que me robaron mi celular:
no luzco nada feliz
Presentación de una revista "agricultural":
si podemos ser elegantes aunque sea una vez en la vida
Y... pus... pura gente bonita:
Y... pus... pura gente bonita:
el bebé más bonito del universo y anexas
1 comentario:
a ver a ver a ver... yo nomás no entiendo eso de los ojos, tu te los tocas todos los dias al menos dos veces para ponerte y quitarte los lentes!
p.d. ya recolecté un buen número de canciones del 98, la lista no se ve nada mal
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