16 de octubre de 2006

Dos Filosofías Baratas

Primera Filosofía Barata

Suelo meterme en situaciones absurdas.
Hace poco fui a buscar una amiga a su casa, y como no la encontré, su mamá me invitó una cuba. La señora insistió tanto que terminé ebriando tranquilamente con ella y con su hijo.
Lo más esplendoroso del asunto es que mientras lo hacíamos escuchábamos a Pimpinela y, sin querer, me transporté a mi dulce infancia.
En ese entonces yo era la fanática número uno del dueto argentino. Joaquín y Lucía Galán: ¡Ah! ¡Cómo olvidar hermosas piezas como Dímelo delante de ella o Te digo blanco, me dices negro!
De los ocho a los doce años logré dominar todos sus discos de estudio -que en mi caso eran casettes de diez pesos-, pero luego me llegó la pubertad y comencé a frecuentar tugurios e inyectarme heroína. Mala suerte: abandoné la música espiritual y motivadora de los hermanos incestuosos.



o sea: al modo incestuoso
(¿Quién no se sentía ligeramente perturbado al descubrir que esas eternas peroratas de marido y mujer no correspondían sino a dos hermanitos de sangre muy bonaerense? Lo bueno es que como a mí el incesto me parece fenomenal, nunca me sentí particularmente exaltada por sus coqueteos líricos)
Segunda Filosofía Barata

Hoy por la mañana me preguntaba cuántos botes de Sedal Hidraloe® habré usado en la vida. Seguramente cientos. Y hoy, que estreno el nuevo Sedal Rizos Obedientes®, me cuestiono de igual manera a cuántos botes ascenderán en lo sucesivo (es decir: antes de que me quede calva o una misteriosa radiación nuclear me convierta en lacia espectacular).
Ante la sabia decisión de la empresa Unilever (fabricante de la línea Sedal®) de transformar la simplona fórmula Hidraloe por la excelsa de Rizos Obedientes, no puedo menos que sentirme auténticamente conmovida. Sobre todo al constatar, paseando por los antisépticos pasillos de la Comercial Mexicana, que también han tenido la ocurrencia de crear la fórmula Ondas Irresistibles®. Porque han de saber, ¡oh herejes del cuidado cabellil!, que las mujeres con ondas siempre se han sentido excluidas y marginadas del sector de las mujeres con rizos. Para esas pobres ilusas (cuya melena sólo puede conseguirse con tubos y secadora, ¿pero quién se fija en esas minucias?) hoy existe una crema para peinar que ni es gel ni es mousse, sino todo lo contrario.
la primerísima versión del hoy extinto Sedal Hidraloe

En fin, que lo verdaderamente impactante y digno de contarse de todo este merengue es que la nueva fórmula de Sedal Rizos Obedientes® tiene, en la parte posterior, una leyenda que va así:



Nuevo SEDAL Rizos Obedientes®. Tienes rizos, Festeja!



Lo cual ya es meritorio, por ir así y no “tienes rizos, ¡festeja!”, como sería lo correcto.
Pero dejémonos de gramática; a lo que iba es que me sentí muy animada al leer estas palabras y decidí armar una fiesta en honor al hecho indiscutible de que tengo rizos.
Para ello reuní a mis amistades más cercanas -de preferencia personas con cabellos estilo baba de perico, para que se sintieran intimidadas y anegadas de envidia loca- y danzamos en torno a una escultura en forma de tirabuzón, luego comimos tallarines y chop suey y al final se repartieron pelucas en forma de afro.


Que los de Sedal no me acusen de no haber festejado por tener rizos, carajo.




Ya estuvo. Dos filosofías baratas.




(Tengo que decir que vi de pasadita que Pimpinela viene a Querétaro. La verdad es que siento la irreprimible tentación de ir, pero sería altamente vergonzoso gastar más de veinte pesos en semejante evento. En momentos como éste es cuando desearía no haber mandado a la fruta a mi antiguo proveedor de boletos chafas de eventos chafas, o sea mi exjefecito exadorado)

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