1 de junio de 2006

Ratzinger En Contra De Su Servilleta


Joseph Ratzinger:

* Ordenado sacerdote en 1951, a los 24 años de edad.

* Profesor de Teología en las universidades de Bonn, Münster, Tubinga y Ratisbona.
* Consagrado obispo en 1977, durante el pontificado de Pablo VI, arzobispo de Munich y cardenal.

* Prefecto en 1982 de la Congregación para la Doctrina de la Fe (osease, la antigua y temible Santa Inquisición).

* Presidente de la comisión que redactó el nuevo Catecismo de la Iglesia católica, aprobado el 11 de octubre de 1992.
* Autor prolífico de innumerables -y muy seguramente infumables- obras escritas, entre las que destacan: Introducción al cristianismo (1968) y Fe y futuro (1970).

* Brazo derecho para los asuntos eclesiales del difunto papa Juan Pablo II.
* Convertido en abril de 2005 en el primer papa alemán (y sucesor del popularísimo Juan Pablo II) desde la Edad Media (¿cómica coincidencia con su estilo medievalesco?).

* Tiene 78 años.
* No es muy carismático que digamos.


Yo:


* Admitida en el Colegio Regional Villa Ilustración en 1992, con tan sólo 6 años, institución en la que cursó toooda su educación primaria.

* A los doce años ingresa en el infumable Instituto Plancarte, que abandonaría un año después por “diferencias irreconciliables con los alumnitos popis”.
* Termina su educación secundaria en la Oficial No. 80 “Lic. Andrés Molina Enríquez”, de la que conserva memorables y felices experiencias.
* A los 15 años migra a la ciudad de Querétaro, donde cursa la Preparatoria Sur y se inicia en el ambiente chaco-entre-mojigatería-y-represión-católica.

* Actualmente estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro. Licenciatura -créanlo o no-: Periodismo y Comunicación.

* Tiene 20 años.

* Es bastante carismática y sencillita.

    Veredicto:



    Supongo que dado que Ratzinger posee una vasta cultura (evidentemente superior a la mía) y que es considerado el ideólogo duro del bloque conservador de la Iglesia católica, Ratzinger sabe una o dos cosas más que su servilleta. Y como -según descubrimos en una reciente clase- no todas las opiniones son respetables (léase, no las que surgen como producto de una vehemencia interna e infundamentada, o sea opiniones chafas de personas chafas), supongo que las opiniones de Ratzinger son, por ende, más respetables que las mías. Lo anterior me hace pensar lo siguiente:
    Al diablo con los métodos anticonceptivos, la tolerancia religiosa, la aceptación de la homosexualidad y el divorcio, la eutanasia, el Sida, la hambruna y la pobreza extrema. Ratzinger está EN CONTRA de todos estos conceptos y como Ratzinger es un sujeto más respetable que moi, seguramente tiene toda la razón.

    Pero ¡ah! yo sé una o dos cosas que Su Excelentísima Merced de Todos Los Cielos no sabe. ¿Estás oyendo Ratzinger? Ahí te va pa’ que tomes nota:

    * A que no sabes de qué color son los calcetines que traigo puestos (ésta no te la esperabas, ¿verdad señor “Sé-Todas-Las-Cosas-Concernientes-Al-Cielo-Y-a-La-Tierra”?

    * A que no sabes de qué sabor era el refresco que me tomé ayer.

    * A que no sabes cómo se usa el Adobe Photoshop (yo tampoco, no te preocupes).

    * Ya sé… de seguro tú no sabes qué carajos hago escribiéndote esta misiva y, lo que es peor, te vale un carajo.

    * Pues a mí también.


    Veredicto final:



    Conclusiones:


    Es más interesante observar una lata de chiles jalapeños que el rostro de Ratzinger...


    No, en serio:

    VS

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