El 24 de agosto de 2007 escribí un post sobre todo lo que me hace llorar, y quise justificarme aduciendo que mi papá lloraba más que yo, y que quizá tal costumbre había sido la única herencia evidente y perdurable de su sangre a mi sangre.
Para ilustrar lo mucho que llora mi papá con las películas, dije que hasta con Leprechaun lo hacía. Y para poner énfasis en mis palabras, y porque pensé que sería algo jocoso, busqué una foto del condenado duende maldito (y de esa forma generar una reacción en el lector: foto + papá envuelto en un mar de lágrimas + comentario ligeramente festivo = efectismo literario).
En la página de resultados de Google estaba esto:
Pero la foto tardaba siglos en cargarse por completo, así que tuve ocasión de ver de reojo la página que la aguardaba.
Se trataba de un blog escrito por un chamo venezolano que era fresco, era gracioso, era dicharachero, era cinéfilo, era izquierdista, era arrechísimo.
El duende maldito ya no importaba: había encontrado mi blog sudamericano favorito.
La impresión fue tan grande que incluso, gracias a Reindertot, me sumergí en las profundidades de la blogósfera venezolana, que en aquel tiempo era por mucho más interesante que la mexicana (y donde se hacía realidad el estereotipo de un montón de panas reunidos en un lugar comiendo arepas) (que es casi parecido al estereotipo de los güeyes mexicanos reunidos en algún lugar comiendo tacos, mientras ven el fucho, y a su lado pasa un mariachi pedo y enfrente un tipo sobre una motocicleta usando una máscara de ídolo de la lucha libre).
Escribí un post sobre por qué la blogósfera venezolana era lo de... entonces.
Recuerdo que platicábamos en "el Messenger" por horas sobre idioteces como las arepas o las elecciones mexicanas o Hugo Chávez o ya no me acuerdo qué más, pero seguro nos la pasábamos bien.
Y aunque de pronto perdimos un poco el contacto, no dejábamos de checarnos el status en Facebook (sin albur), o comentar sobre la influenza combinada con el temblor que me hizo creer que el fin del mundo se acercaba.
Cuando me enteré que venía a México, me emocioné mucho. Hicimos los trámites un poco por encima a través de CouchSurfing, que es el método que emplearé en mi viaje, y pasados los días (en que le dije una noche, por ejemplo, "no mames, güey, no mames, hace un frío de la chingada" o "no te preocupes por el efectivo, chamo, coñoensumadre" o como digan su grosería favorita) lo fui a recoger al aeropuerto.
Lo demás es historia. Fallidamente quise llevarlo a comer comida yucateca, pero ya estaba cerrado. Terminamos comiendo en el Atrio Travazares, alumbrados por una vela. Le di a probar la michelada, que no es lo suyo francamente, y compartimos una chistorra mientras nos aleccionábamos sobre las groserías en cada país.
La pasé genial con el camarada. Me lo llevé al Covadonga, donde probó el peor ron del universo (él, que me trajo ron Pampero Aniversario, de piratas en serio, de esos que tienen patas de palo y un loro muerto en el hombro, y que es sencillamente dios destilado). Desayunamos tacos de canasta, le mostré como 9 tipos de salsas, le enseñé los planos del metro y lo dejé a su suerte.
¡Fuimos a Polotitlán de la Ilustración, mi terruño adorado!
Charlamos por horas con mi familia piripitín, a quienes Greg les cayó sensacional. Mi mamá le dio a probar de todos los platillos típicos: pozole, barbacoa, carnitas, montalayo, enchiladas y hasta le dio un tejocote en la mano y le dijo "pruébalo", ante lo que Gregory sólo acertó a darle una mordida y mirarme con una mezcla de terror y vergüenza. Mi papá se explayó con sus críticas al gobierno y alzó el puño y dijo que estaríamos mejor con López Obrador y el camarada estuvo de acuerdo y luego jugamos Rock Band Beatles con mis hermanos y tomamos calimochos y yo me fui a dormir pero él se quedó jugando y nos levantamos un poco tarde y desayunamos y volvimos al DF y fuimos a la lucha libre y a ver el espectáculo de luz y sonido en el Zócalo y a comernos una torta de jamón (que él ya conocía por El Chavo del 8).
Me acostumbré a él tanto como creo que él se acostumbró a mí. A analizar nuestros respectivos acentos y admitir que existían, y a imitarlos. A que confiara en mí cuando le decía que una salsa no picaba "tanto". A que le preguntara constantemente si tenía hambre. A su risa, franca y estruendosa. A todo: a convivir, a hacer nuestras vidas por separado pero encontrarnos en mi depto con agua intermitente y piso de baño inundado por las noches. A compartir la leche y el cereal, ¡oh!
De todas las fotos que nos sacamos, una que Olga sacó de improviso me gusta mucho, muestra de que ya éramos casi como hermano y hermana:
En su penúltima noche en el DF fuimos a beber mezcales, que a todos nos noquearon pero que a él le hicieron lo que el viento a Juárez. Llegó el señor de los toques-toques, cosa que a él le pareció extrañísima (pronúnciese con acento venezolano, chamo: "¿Pero cómo que ujtedej pagan porque loj torturen?"), pero aún así aguantamos su poderosa electricidad. Y nos bebimos otros de hidalgo, con lo que se calentaron los ánimos a niveles insospechados, hasta que en algún momento... el horror.
Gregory dijo algo como MEXICANITOS, y Carlos dijo: es cierto, lo somos. Y todos le dijimos que no jodiera. Y alguien dijo: "ya, vamos a golpearnos". Y entonces empezó la fase bélica de los mezcales:
Aún así, fue una agradabilísima noche y hasta terminamos en un antro de mala muerte en aquel edificio semi-derruido de Medellín con Insurgentes (donde alguna vez tuve la idiota intención de rentar un depto en el piso décimo tercero, SIN elevador):
En la foto también está el Fire Tony (chale, van a pensar que no tengo amigos de la vida real... Errr... bueno, sí, a lo que iba...)
La madrugada que se fue lo despedí en el taxi. Y entonces, como asqueroso-reptil que se muerde la cola, regresamos a la primera parte del post: soy una llorona.
Lo abracé y quise llorar, pero me contuve... Porque al menos una cosa es segura: muy pronto lo veré.
¡En Venezuela!
Fin del post.
PD. Después de referirme a él como camarada desde hace más de dos años, y hacer que todos los que lo conocieran se refirieran a él de igual forma, un buen día me dijo: "Sí sabes que yo allá no me refiero a mis panas como camaradas, ¿verdad? ¿Es que acaso estás caricaturizándome?" Ante lo que respondí: "Es que me gusta pensar que somos personajes de Milan Kundera".
Pero, claro, no es gratuito que le dijera camarada. Nuestro corazón está del lado izquierdo. Somos camaradas. Y la verdad ya lo extraño mucho.
14 comentarios:
Ahhh, Gregory, ojalá y hubiéramos salido más (sí, MÁS) con él.
Omites que nos dijo tragonas. Ps si sólo me atasqué dos sopas aztecas en un laso de 3 horas. Lo habitual. ¿Y las luchas qué?.
El Ron venezolano es delicioso y pegador como la chingada. Ah, qué lástima que se terminara tan pron...cof, cof, que Lilián se lo terminara sola TAN pronto.
"Es que me gusta pensar que somos personajes de Milan Kundera".-¿Por qué Kundera no viene a leer cositas a lugares "culturales" de esta ciudad?-
Espero que Reindertot siga el ejemplo y saque al menos un postito...¬_¬
*lapso
chale, en cuanto vi las fotos decidí que debía retirarme. mañana lo leo bien.
byeeeeee.
Conocer al camarada, platicar de Chávez y de Venezuela, tomar ron pirata, escuchar sus "qué bolas, qué coñazo" en las luchas, compartir mezcales y verlo bailar Cumbia sobre el río fue genial. Nononono, fue doblemente genial. El carajo nunca se echó para atrás a nada.
Ah, los choques culturales, los acentos distintos, las palabras desconocidas. Qué cosa, ¿verdad? En fin, no sé si nos "venezolanizamos" o él se "mexicanizó", pero el caso es que fue una convivencia maravillosa. Aunque Gregory se merece unos cremas por nunca haber dicho "no mames, weeeeey". Eso sí hubiera sido bien "uuuuooooohhh".
Saludos Reindertot.
Honor que me hace la MEXICANOTA maravillosa Lilian. Estacazo nostálgico a menos de una semana de haberme ido.
Y si, Olga tiene razón, debimos haber salido mas. Pero no importa, las veces que lo hicimos la pasamos genial. Gracias por sus personalidades tan inclusivas.
Te espero Lilian, aqui en mi terruño. Y a los demás tambien, cuando maten su fiebre europea y decidan mirar para el sur, jejejeje ;-)
COmo bonus track, el soundtrack de ese ser que nos unió: http://www.youtube.com/watch?v=mlufxatPxnA
Tampoco te vayas a confiar solamente al CS, en algunas ciudades es difícil conseguir host aún en temporada baja.
wow, yo nunca he podido conocer un izquierdoso chido latinoamericano o europeo por internets, siempre son o travestis o neeeerds!!
¿Y quien ha dicho que no soy un trasvesti nerd?
Bien! No hay nada como mejorar las relaciones panamericanas (y no estoy hablando de los contactos entre el PAN y Obama, por favor!!!).
Seguiré vuestro ejemplo e invitaré a uno de mis amiguitos pingüinos (Allende la Mar Antártica y la Patagonia).
Gracias por la crónica. Y suerte en vuestro osado periplo sudamericano (insisto: cuidado en el Amazonas!).
Con sureña solidaridad, se despide,
el Sphenisciforme Unicornio...
P.D. Rico, Kowalski, Cabo, Skipper... los extraño!!!
Sí, debimos haber salido más. Hasta a mí me dio nostalgia :(
Yo sólo vi al camarada Gregory un día y me cayó muy bien. Ojalá regrese a visitar, o aún mejor, ojalá podamos ir todos a Venezuela. Sniff, extraño Caracas.
Saludos camarada Gregory.
Yo estuve ahí en el momento en que te despediste de él. Muy emotivo. Y sí, eres una llorona.
Yo casi ni hablé con él, pero el camarada es a todo dar.
Si me apuran, creo que tengo otra conclusión (quizas reduccionista, pero x) de los mexicanos. No les da miedo (o les da menos miedo, pena, orgullo, etc con respecto a los venezolanos) expresar cosas positivas de las personas. Y eso es, sencillamente, genial.
No me canso de darles las gracias a todos los que compartieron conmigo asi sea un breve pero genuino "hola"
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