25 de febrero de 2009

Me muero de sueño


Estoy haciendo trabajo freelance en la oficina de mi papá. Corrijo páginas sobre poligonales, deflexiones, métodos de radiaciones desde los vértices del control terrestre establecidos en una franja de 50 metros de ancho, bahías con nombres como Tóbari donde hay misceláneas llamadas "La Sorianita", escolladeros, embarcaciones de gran calado y actividad pesquera en Sonora. Es apasionante.

Para mi papá.

Tenerlo de jefe es curioso. Descubrí que hace mucho ruido mientras trabaja: se la pasa engrapando hojas con gran fervor, acomoda legajos de documentos una y otra vez, desengrapa y vuelve a engrapar las hojas, se levanta por café, tose, vuelve a usar la engrapadora, hace algunas perforaciones particularmente sonoras y luego, de la nada, se queda ensimismado frente a la información. He visto cómo le hablan por minutos enteros, "inge, inge, inge, INGE", sin que él responda. Es el maestro de la concentración.

No me puedo hacer pato, no puedo abrir el Twitter y tuitear sandeces, ni perder mi tiempo esplendorosamente en el Messenger. No puedo escuchar música, vaya, y me tengo que chutar las conversaciones sosas y aburridas de los ingenieros: materiales de construcción, puentes, AutoCad y, uh uh, QUIÉN USARÁ EL PLOTTER PRIMERO.

La dinámica es extraña. ¿Me regañará frente a todos? ¿Me dirá que no tengo remedio? ¿Confesará que fui un error? ¿O se portará indulgente e innecesariamente cariñoso?

Me gusta trabajar con él, sin embargo. No por la experiencia (la corrección de estilo drena el alma; me siento como Chandler Bing cuando se extirpó el tercer pezón: he perdido mi capacidad para reconocer bromas que son harto evidentes), sino por las conversaciones que sostenemos a la hora de la comida. Le dije cómo se llama mi incipiente novela y dijo que era un nombre provocativo (en su mirada leí "y tonto", seguido de chispitas incadescentes). Le dije que no pensaba casarme y dijo que dejara de tener prejuicios. Le dije que prefería vivir en unión libre y dijo que estaba bien. Me contó de sus ex-novias y le dije que estaba bien, aunque por dentro dije: "nooooo". Le dije que me pasara las tortillas y me dijo: muy bien.

En fin, son charlas poetiquísimas.

También me ha hecho ver que soy una procrastinadora de cagada, cuando mi papá es el hombre más trabajador del universo: se levanta tempranísimo y se va directo a la oficina. Es el último en irse. Hace mucho ruido. Se ensimisma frente a la computadora. La gente le habla y él no oye. Me corrige los documentos y no dice nada. Sólo chatea con su mamá, que no es mi abuela, y que vive en Canadá.

Algún día... tendré concentración zen. Estoy en el proceso. Ya lo bloguearé, como ahora, antes de ponerme a trabajar.




P.D. ¿Se dan cuenta de que el título no tiene NADA qué ver con el post? Eso se llama escupir lo primero que tienes en la cabeza y no barrabasadas.





15 comentarios:

Luis Frost dijo...

jijiji, dijiste chispitas

Abril dijo...

Peco exactamente de lo mismo que tú... falta de concentración... todos los días trato de empezar en orden y... me salgo...

La Rumu dijo...

Cuando la concentración no acompaña, las ganas de trabajar menos y luego la vida moderna no ayuda, pq nos permite hacernos increíblemente weyes,¿ no te ha pasado que puedes poner cara de concentrancia mientras lees un post para que tooodos piensen que te quiebras la cabeza? En fin, después de tu intensiva sesión de yoga, ya estás a un paso de la luz, jeje

Uvé dijo...

Que chido se escucha lo que hace tu papá. Y tu trabajo en el chamuco?

Alice dijo...

esas platicas con los papas son normales, no??

Vanessa C. dijo...

Yo trabajé con mi padre, y él si maldijo el día en se rompió su condon (Muy ímbecil él).

Tú papá es un modelo de padre.

El Rufián Melancólico dijo...

¿Cómo se llamará la novela? Digo, para reírnos junto con tu papá. Por lo demás, está bueno el post. Me gusta la parte de la comida. Ahí nos hallamos pronto.

Jorge Pedro dijo...

me gusta tu blog. saludos.

«danito» dijo...

¿procastinar? lo mas chingon es que te paguen por eso. a huefo!

(perdon, pero el "a huefo" rififafa)

Triquis dijo...

Así son los ingenieros civiles, su mente está en otra dimensión que nosotros, simples mortales, no podemos entender. Te lo digo por experiencia.

No obstante, el Señor Don Lilián es cool.

Rafael Merino Isunza dijo...

¿...de qué estabamos hablando?

Don Rul dijo...

Yo también tengo sueño. Mucho.

Mta, pinche comentario estúpido. Pero es que neta, tengo mucho sueño.

Miss B. dijo...

Yo no podría trabajar ni platicar con mi padre. En fin, saludos.

Pesadilla dijo...

Vengo de leer a un tipillo que dice q su papa es muertero, no sé que tenga que ver pero bueno, saludos, buen blog (digo esto con sonoras carcajadas después de leer el pleito de alicia montemayor y el pepino al mejor comment )

Gabriela/undies dijo...

Lo bueno de tener un papá Q.F.B. es que nunca tendré la oportunidad de trabajar con él, sería mortal. Phew.