No me acuerdo en dónde, seguramente en una película donde Christian Bale atropella a un niño y sale huyendo de la escena, leí que la culpabilidad es el sentimiento más destructivo de entre todos los que puede albergar un hombre. Puedes, por ejemplo, sentirte frustrado.... pero en el fondo te queda el socorrido recurso del victimismo:
Hay algo con lo que no podemos lidiar sanamente y eso es la culpa. La culpa elimina tu derecho inalieanable de transferir responsabilidades a los demás. También erradica la posibilidad de sentirte un poquito como víctima y llorar porque el mundo es cruel e injusto.
No, la culpa es enteramente tuya: te carcome, te sofoca, se funde en ti. Te recuerda a cada minuto que el resultado de tus acciones es responsabilidad sólo tuya, que cada decisión tomada y cada pata metida y cada lágrima (propia y ajena) es obra de tu consciencia y tu imbecilidad congénita. O de tu falta de sentimientos. O de tu analfabetismo emocional.
La culpa, además, es traicionera. No le basta con atormentarte día y noche con los mismos pensamientos, sino que se apodera de tu personalidad en tal forma que te impele a seguir cometiendo atrocidades. Porque es algo muy humano hundirse un centímetro cada vez, y si ya tienes el lodo hasta el cuello, hacer de una buena vez una zambullida de unos ocho metros con trece centímetros. Total: qué tanto es tantito.
Así que si, digamos, ya la cagaste bien gacho... a los tres minutos la cagas MÁS gacho. Y todo es un círculo vicioso que termina en sufrimiento y dolor y chantajes emocionales.
Este año, el sentimiento que más frecuentemente me visitó fue la culpa. En el primer semestre fue por ser incapaz de corresponder los sentimientos de alguien más. Sentimientos que antes, un año antes, eran todos míos. Pero la vida es una rueda de la fortuna y... En un momento estás abajo y en otro arriba. Y esa persona y tú... están en diferentes carritos de la rueda, de la oh sabia sabia rueda de la fortuna.
En el otro semestre me sentí culpable por ser incapaz de cortar de tajo algo que a todas luces me hace mal... aunque se sienta tan bien. Tan jodidamente bien. Y en el poco compromiso que soy capaz de asumir. Tener una doble vida. En fin.
Pero ya no. Me he liberado de ambas culpas. Las dejé ir, casi involuntariamente, y ahora me siento mucho más liviana. Ya no tengo por qué sentirme culpable y eso, mirado con detenimiento, es un poco triste. Pero a la larga es mejor. Porque una vez que te liberas de las culpas, también te liberas de algunos pesos importantes... que a lo mejor no querías dejar ir.
Duermo con más tranquilidad ahora. Me siento como personaje de Milan Kundera, con todo el cinismo y la intensidad propia de personas que viven subyugadas por un régimen comunista invadido por los rusos. Con esa misma vehemencia y ardor. Con esa misma levedad. Esa insoportable levedad.
Hay algo con lo que no podemos lidiar sanamente y eso es la culpa. La culpa elimina tu derecho inalieanable de transferir responsabilidades a los demás. También erradica la posibilidad de sentirte un poquito como víctima y llorar porque el mundo es cruel e injusto.
No, la culpa es enteramente tuya: te carcome, te sofoca, se funde en ti. Te recuerda a cada minuto que el resultado de tus acciones es responsabilidad sólo tuya, que cada decisión tomada y cada pata metida y cada lágrima (propia y ajena) es obra de tu consciencia y tu imbecilidad congénita. O de tu falta de sentimientos. O de tu analfabetismo emocional.
La culpa, además, es traicionera. No le basta con atormentarte día y noche con los mismos pensamientos, sino que se apodera de tu personalidad en tal forma que te impele a seguir cometiendo atrocidades. Porque es algo muy humano hundirse un centímetro cada vez, y si ya tienes el lodo hasta el cuello, hacer de una buena vez una zambullida de unos ocho metros con trece centímetros. Total: qué tanto es tantito.
Así que si, digamos, ya la cagaste bien gacho... a los tres minutos la cagas MÁS gacho. Y todo es un círculo vicioso que termina en sufrimiento y dolor y chantajes emocionales.
Este año, el sentimiento que más frecuentemente me visitó fue la culpa. En el primer semestre fue por ser incapaz de corresponder los sentimientos de alguien más. Sentimientos que antes, un año antes, eran todos míos. Pero la vida es una rueda de la fortuna y... En un momento estás abajo y en otro arriba. Y esa persona y tú... están en diferentes carritos de la rueda, de la oh sabia sabia rueda de la fortuna.
En el otro semestre me sentí culpable por ser incapaz de cortar de tajo algo que a todas luces me hace mal... aunque se sienta tan bien. Tan jodidamente bien. Y en el poco compromiso que soy capaz de asumir. Tener una doble vida. En fin.
Pero ya no. Me he liberado de ambas culpas. Las dejé ir, casi involuntariamente, y ahora me siento mucho más liviana. Ya no tengo por qué sentirme culpable y eso, mirado con detenimiento, es un poco triste. Pero a la larga es mejor. Porque una vez que te liberas de las culpas, también te liberas de algunos pesos importantes... que a lo mejor no querías dejar ir.
Duermo con más tranquilidad ahora. Me siento como personaje de Milan Kundera, con todo el cinismo y la intensidad propia de personas que viven subyugadas por un régimen comunista invadido por los rusos. Con esa misma vehemencia y ardor. Con esa misma levedad. Esa insoportable levedad.
10 comentarios:
uorales me senti como en las respuesta de yahoo...algo asi como:
Y el premio a mejor respuesta de "Mi cerebro tiene algo mal" va para....chorrocientosmil!!!
yo:agradezco a la academia, al DSM-IV, y a Lilián, por ser tan afásica y divertida(no porque uno se ria de tus malas rachas...mejor dejo de hablar o caeré de tu gracia :P)
oiga, cómo es que le dije que dejara suicidarse a los suicidantes?
ah, y si, es culpa del eros y tánatos, y la iglesia católica que nos inculcó sentirnos culpables hasta por lo que hacemos bien, maldita migraña!
La releí y me gustó más. Ya te lo dije hace un momento, me agrada reconocer en tus palabras a Raskolnikov y a Tomás, pero desde tu mirada, que es fría y un tanto cínica, pero increíblemente cierta. Casi podría decir con certeza que lo escribiste con objetivos poco claros, más internos que externos, pero aún así te felicito: linda forma de hacer hablar a buena parte del género humano a traves de tu entrada. No te preocupes, seré tu biógrafo.
Como personaje de Kundera, mas no como Kundera, que no sé si haya sentido culpa al ser tachado de soplón en sus épocas juveniles.
el valemadrismo es la llave a la felicidad.
Pinche culpa, no deja vivir, mejor mandarla a...
Esa película se llama El Maquinista.
El octavo capítulo de La Insoportable... es mi favorito. Cuando se está muriendo el perrito, snif.
Saludos.
Por supuesto, cuando muere Karenin es la parte más triste, y cuando nos dice porqué los perros y su fascinación por repetir las cosas es el camino a la felicidad. La felicidad es el deseo de repetir y también La nostalgia del Paraíso es el deseo del hombre de no ser hombre.
Acabo de caer en cuenta que una línea de mi textirijillo está inconscientemente inspirada en este cartón de Hernández. Si no lo han visto, no esperen más. Nos hizo reír durante muchas horas seguidas, sin descanso. Nomás para ir a comer y al baño.
En efecto, la muerte de Karenin es -paradójicamente- una de las partes más conmovedoras de la novela. Estoy casi segura de que Kundera lo escribió así a propósito.
El que haya sido un soplón... tiene muchas explicaciones. La que muchos defienden, luego de tamaño linchamiento moral, es que sencillamente no lo hizo. La otra es que su obra adquiere un segundo nivel en cinismo y profundidad. La que me gusta pensar es que, en realidad, su obra entera es una expiación de dicho acto.
Además, no me sorprendería. Estamos hablando de comunistas ortodoxos. Si no hablaba, el que podría haber peligrado era él.
Pero éste es tema que no merece un comentario, ni un post, sino un tratado.
El Maquinista, en efecto, y no es que lo haya olvidado. Me gusta mucho, ¿se fijan que el personaje de Christian Bale anda leyendo a Dostoievsky? (no necesariamente Crimen y Castigo, sino El Idiota. Guau)
Momento literario de la Isla a Mediodía off.
Hey, ya había visto ese cartón, pero ahora checa este (http://mortalrequiem.blogspot.com/2008/11/propsito.html), del CerDotado... es muy bueno también.
Y bueno, se unieron dos referencias. El personaje principal del Maquinista leyendo el Idiota Dostoievsky, luego el título de tu post y Sabina llevando bajo el brazo Anna Karenina de Tostoi en La Insoportable Levedad del Ser... bueno, será una acotación inútil, pero eso me salió, je.
Saluos
A mi me gusta más "La brona" la insoportable levedad... se me hace un poco insoportable justamente, pero sí la culpa es una inutilidad, si lo haces pues ya lo hiciste y si no quieres hacerlo xq no eres malo y bla pues no lo hagas y ya
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