7 de febrero de 2008

.

Hace unos días me sentía "inexplicablemente" deprimida. No duró más de una semana, y todo fue por un malentendido producto de mi obsesión por tener todo bajo control y perfectamente etiquetado para su mejor comprensión. Ahora misma estoy muy consternada por una tragedia familiar. En fin. No tengo gran cosa qué decir y las lecciones de vida no van con mi pinche falta de fe y ateísmo, aunque me prefiero. Qué malo tener un blog y tener que excusarse hasta por los mínimos cambios de humor. O hacer como que no pasó nada cuando todo ha cambiado tan estrepitosamente. También estoy muy enojada con la forma en que se hacen las cosas en este país, con la injusticia y la corrupción. Pero, sobre todo, con la pobreza que orilla a la delincuencia y a los crímenes. Da asco todo. Un abrazo a todos, no sé ni por qué. Qué chingados.