Confesión de la madrugada: perdí.
Gané un concurso literario a los 16 años: uno. El contenido del cuento me metió en más de un lío y seguramente si lo releyera ahora me parecería la pieza más inmunda de la creación humana. Sin embargo, el día de la premiación degustamos vino blanco y canapés. Con ese dinero (como 5 mil pesos que entonces me parecían una verdadera fortuna) compré unos discos, un suéter para mi hermana y muchos chocolates; lo demás se lo presté a mi mamá y nunca supe más de él.
Desde entonces, e irremediablemente, he perdido en todos los concursos literarios a los que he tenido el atrevimiento de entrar.
Es como una maldición que no he superado en lo absoluto desde el 2002, año crucial y decisivo en mi vida. Ganar no fue ningún aliciente para continuar escribiendo, ni significó el reconocimiento de algo que para mí era ya elemental desde mucho tiempo antes. Fue, simplemente, el año que compré mis primeros discos con mi propio dinero: ahí estaba todo el dilema.
No lo hago por reconocimiento. Lo hago por el dinero. No pretendo decir que el motivo de todo esto es la literatura misma, porque la literatura no necesita justificantes ni aprobaciones. Yo lo hago porque sería fantástico, de vez en cuando, obtener dinero por algo que has escrito, algo que ha surgido puramente de tu intelecto y -en el ínter- de tus vivencias, sentimientos, manifiestos personales y experiencias.
Y bien: no creo que nadie que escriba carezca de dudas alguna vez. Yo me replanteo mi situación una y otra vez, pero nunca he dudado de que lo que quiero hacer para ganarme la vida es escribir. Uno duda de otras cosas: de las circunstancias, de la factibilidad del oficio, de la apreciación de los demás y -sobre todo y ante todo- del talento de uno mismo. Pero nunca de si se desea o no escribir.
Yo deseo escribir, aunque pierda siempre en todos los concursos literarios, de manera indiscriminada y arbitraria.
Cuando me enteré, anteayer por la madrugada, la muela del juicio me dolía muchísimo y me sentí muy patética y miserable frente a la pantalla del monitor. Horas antes había escrito este cuento, que no me pareció tan malo, e internamente me daba palmaditas morales por el buen augurio. Pero así es esto y uno se tiene que rendir.
NaNoWriMo: aquí voy.
Respecto a la novelita perdedora… Supongo que encontrará su camino alguna vez, si le doy unas recortaditas, la pulo más y le cambio ese horrendo título que no la llevará a ningún lado.
¿Qué opinan de “La Muela Maldita II: Revenge of the Tooth”?
Por cierto: casi nunca hablo de lo reconfortante que es leer a tipos como Bef, como Alberto Fuguet, como Tryno, como Miguel Cane, últimamente a Hernán Casciari, a Felipe o a Raúl (aunque casi nunca hable al respecto en su blog)... Tipos para quienes la literatura es el bastión de la humanidad. Me siento muy identificada con ellos (aunque no me comparo en lo más mínimo) y siento una gran admiración por su obra. Así que no estamos solos.
9 comentarios:
yo cambiaria la palabra revenge por strikes back... esta mas in
en mayor o menor medida todos buscamos la aceptación y el reconocimiento en las actividades que desempeñamos, no estamos excentos de ello.
lo que no entiendo por estar fuera del rubro de los escritores y anexos es ¿cómo se calífica a un escrito, cómo se le da un puntaje a una expresión personal? en mi muy particular punto de vista, el único que puede calificar un texto es la gente que se sienta identificado con el mismo.
explíquenme por favor!!
Eso te pasa por ser tan interesada, libera tu mente de lo material, maestra.
Pero sí, unos cuantos miles de pesos no le vienen mal a naiden.
Así es esto del abarrote.
¿Por qué no pones el link para donaciones via Pay-pal en cada escrito? jajaja, alguien debe de dar algo de dinero tarde o temprano...
Entiendo perfectamente tus argumentos, tus dudas, tan comunes a todos quienes algún día pensamos en dedicarnos al oficio de la escritura. Para tu fortuna, bien lo sabes, además de las pretensiones, también posees el talento, lo demuestras en cada uno de tus posts aquí y en tus recientes "seriedades" (muy cabrón, por cierto, ese nuevo cuento al que nos remites, me ha gustado mucho). El maldito dinero.. ya llegará. Qué poderosas tus palabras: "Yo deseo escribir, aunque pierda siempre en todos los concursos literarios, de manera indiscriminada y arbitraria". No te me achicopales, pues. Avanti.
Redacté este comentario como 10 veces. Al final borré todas.
Leí tu cuento. Tienes un talento estruendoso.
Espero de todo corazón que sigas escribiendo, que no dejes de participar en todos los concursos y que por lo menos en los próximos 10 años no ganes ninguno (aunque lo veo muy poco probable).
Espero que tu muela vaya mejor.
Besos.
Gracias mil a todos por sus comentarios. De lejos parece que pongo estos textos para que vengan y me digan "Nooombre, pero si tú escribes rebien y oh, woo, oooh, ¡mira! una araña". No.
En realidad, y como dije ahí, entro a los concursos por el dinero. Y quien diga lo contrario -cofricardoarcecof- es un grandísimo hipócrita. No concurso esperando que un par de jurados sosos legitimen lo que escribo, porque entonces lo haría sólo por agradar a otro par de tipos que seguramente se sientan en sillas de plástico y dejan sus nachas marcadas en la posadera. Ja.
Aunque tengo que decir que, a partir de ahí, me puse a leer a Hernán Lara Zavala -uno de los jurados- y empecé "nooo, toritooooo". Y ya. Fue muy imbécil.
Abrazos mil.
Como es que yo no habia descubierto este blog?? Me gusta me gusta, ya te fregaste, voy a estarte viboreando, muajajaja!!!
Gracias por ir al recadero.
mmm... pues son las mismas dudas y cuestiones que asaltan a todo aquel que osa tomar una pluma y escribir.
se escribe por impulso, por necesidad.
ahora que si quieres meterte un varo por ello, pues escribe sobre cosas sosas y banales, tonterías sociales o chismes de personalidades, verás que haces buen dinero, pero te vas a sentir una escritora fracasada. gran dilema. todo depende de qué es lo que quieras lograr con tus letras.
te mando abraxxxo!
y sí, escribes chingón, me consta. no lo dejes.
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