31 de mayo de 2007

Lucybell en Babel (no confundir con el emplasto de historias globalifílicas que nos hicieron pasar por arte, pero ya sabemos que todo eso se le debe/

a Memo y no al Alex)

Les decía, pues, que el sábado celebré el mejor cumpleaños de mi existencia y esto solamente porque vi a mis chilenitos favoritos en concierto.

No pienso escribir una crónica de esas que acostumbro cuando estoy muy exaltada (véase
esto), pero sí me gustaría asentar algunos puntos importantes -aunque no jocosos, como a mí me gustaría- de esa increibilísima noche del 26 de mayo.



  • Claudio Valenzuela me pidió matrimonio.

  • Estrenaron dos canciones nuevas porque, claro, aquí -y los cito- "se sienten como en casa" y "Lilián es a toda madre".
  • Gracias a Magali, nuestra amigocha con quien hicimos migas desde la vez del Factory, estuvimos sentados en una mesa privilegiada en el segundo piso, desde donde se podía gritar y armar borlote a un nivel bastante aceptable.




la única foto que logró sacarse del magno concierto
  • Según mi hermana y mi cuñado, los Lucybellios los reconocieron al instante y alzaron la mano a modo de saludo. Lo que yo digo es que más bien debería darles vergüenza ser tan pinches grupis y no faltar a uno solo de sus conciertos.

  • Aunque no niego que si yo tuviera dinero, haría lo mismo.

  • Y no sólo eso: los contrataría para un show privado, con un set-list armado por mí e invitados selectísimos (no más de cinco).


  • Sueños.

  • La verdad es que es un verdadero placer escuchar a una banda tan bien armada y ejectuada como Lucybell. Y es un placer aún más grande ser tan, pero tan, tan tan fan de una banda que vive en México y que da conciertos íntimos bastante seguido. Eso es suerte, supongo.
  • Y luego sucedió algo curioso: la verdad es que nunca había tomado durante un concierto. Antes y después sí, naturalmente. Pero como estábamos en la mesa y había barra libre y en el momento menos pensado empezaron a correr las cervezas y mi hermana me roló una y me dijo "empínele, mija, que es mole de olla" (nah, si ella es bien correcta) y luego me encontré coreando todas las canciones, vaso en mano... Llegó un punto dado en el que la mezcla de adrenalina, Claudio Valenzuela ultra-sexy y dos litros de cerveza me pusieron en un ánimo, ¿cómo decirlo?, bastante alcoholizado.

  • Al final de la presentación, bajé oscilatoriamente por las escaleras hacia la barra y me planté ahí con una actitud bien ruda. - ¿Qué tienes? -le pregunté al bar-man arrastrando las eses. -Ya sólo ron, amiga. -Dame uno. Y acto seguido arrojé dos monedas de un peso en su pequeña alcancía.
  • No tengo que decir que salí en modo araña de la plaza.
  • Pero la verdad, la mera verdad, lo que se me antojó decirle a Claudio Valenzuela fue:

¡Qué bueeeeeen poto!
Y lucir muy vulgar mientras lo decía.
Acá, un video que la misma Magas grabó:


Cote Foncea, con un acento bastante peculiar y cómico
Y esta foto que gggrrrrrhhhh. Me hizo rechinar los dientes.


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