No soy "cool"

Solía leer "Eres" en mi primera infancia y esta revista primorosa constituía mi mayor fuente de sabiduría en cuanto a los "ligues", "truenes" y "broncas" que aún no tenía pero que, como buena previsora que soy, ya preparaba mentalmente.

Considero honestamente que Miranda! fabrica música hermosa y de calidad intachable. Hace un año, cuando me creía enamorada de un muchachón de ceja negra y porte gallardo, solía escuchar a la bandita argentina durante todo el santo día. Consideraba que aquella línea de "yo te diré lo que podemos hacer, amémonos a escondidas, nena, estemos donde nadie esté" era la banda sonora más adecuada para aquel idilio medio ilícito. También, cuanto todo terminó, me torturaba entonando grandes melodías como "Tu juego", "Horóscopo", "Imán" y otras igual de insufribles.

Hace un rato venía caminando por la facultad de Química y me caí estrepitosamente enfrente de una considerable cantidad de gente. Como salida automática, fingí que el asunto me causaba una gracia descomunal y acto seguido me carcajeé yo solita, con lo que aumenté el bochorno a niveles estratosféricos.

No he escrito en el blog bajo la consigna idiota de que "no hay nada nuevo bajo el sol". Es decir, sí hay bastante y de lo cual -si yo fuera una persona exhibicionista y sin sentido del ridículo, lo que evidentemente no soy- habría mucha tela de dónde cortar. Hay, pero nada publicable o, en todo caso, nada que le interese a los cibernautas de la supercarretera de la información y de la red de redes y de la aldea global.

Pero hoy me siento triunfal.

Quizá es porque no hay mucho de lo cual pueda sentirme orgullosa y por lo tanto este pequeño triunfo constituye una conquista que a mis ojos es preciosa e incomparable.

Y es un derecho que defenderé hasta que las llamas del infierno consuman mi profano ser. Podré ser ridícula y podré ser poco "cool", pero hasta en mi intolerancia soy tolerante.

Lector, lectora: si estuviste -o aún estás- en contra de la despenalización de la quinta causal del aborto en el Distrito Federal, si eres católico, si le crees a Serrano Limón, si prefieres la vida no nacida por encima de la vida ya existente, si en el fondo sientes un remordimiento de conciencia al pensar en la posibilidad de "asesinar" a un ser humano, si no crees en la capacidad de la mujer por decidir sobre los designios de su propio cuerpo, si anduviste por ahí pregonando el derecho por la vida y al hacerlo hiciste un estúpido de ti mismo... Lector, lectora: no tienes nada qué hacer aquí.

Lo logramos.