- Si eres hostil con los maestros, los maestros son hostiles contigo (esto parece una obviedad, pero a lo largo de mi vida estudiantil nunca se me había ocurrido que llegar tarde, bostezar, dormir en clase, no entregar la tarea, murmurar insultos varios, platicar con el de al lado y dibujar en los cuadernos era muy mal visto por los profesores... y hasta suscita reacciones como regaños furtivos y miradas de odio fulminante).
- Si por la noche miro anuncios que recomiendan el uso del condón, corro el peligro de salir de mi cuarto con furia animal y buscar al primer pelele que se ofrezca a enseñarme "prácticas indeseables".
- De la misma manera, si una mañana me tropiezo con un anuncio que diga (se me ocurre): "No discrimines a los homosexuales", enseguida puede que decida en convertirme en lesbiana. Y es que cómo promueven estas conductan tan reprobables, caray.
- Soy tan inculta (¡sacrilegio!) que a mis veinte años jamás he leído al Premio Nóbel colombiano, Mario Vargas Llosa -cuya mayor obra, me dicen, es Pantaleón en los tiempos del cólera-.
- Antes, comer tortilla era un placer sano y exento de cualquier sentimiento de culpa. Ahora la como (las tres veces que tuve el privilegio a lo largo del mes) y no puedo evitar sentirme como una cerda capitalista.
- Caballerito es un insulto retebonito. Prometo usarlo la próxima vez que un rufián me insulte en plena vía pública.
Estadísticas:
- Número de desveladas en el mes: 31
- Número de veces que llegué tarde: 79.5
- Número de groserías que dije: 129
- Número de veces que desperté con cruda fenomenal: (laguna)
- Número de veces que entregué la tarea: 2 (por equivocación)
- Porcentaje de éxito total: 110%
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