16 de octubre de 2007

Confidente de secundaria: un buen golpe para siempre

Es por todos sabido que durante mi primer año de secundaria (en el aborrecido Instituto Plancarte, del que conservo un par de amistades a las que saludo con cierta frecuencia cuando me cruzo con ellas en el campus de la universidad), me bulearon terriblemente.
La primera decisión realmente adulta que tomé en mi vida fue cambiarme de secundaria. Entonces entré a la oficial no. 80 “Andrés Molina Enríquez”, en mi amado Polotitlán de la Ilustración.
Oh. Fui tan feliz.
Aunque es de suponerse que, durante los primeros días, no fui recibida gratamente por dos o tres personas que tenían serios prejuicios contra las personas con el cabello chino y los dientes chuecos (yo tenía -tengo- los dientes chuequísimos y no me di cuenta de ello hasta que alguien muy amablemente me lo hizo notar en la prepa).
Hice amigos re-fácil, escuchaba mucho a los Backstreet Boys alternadamente con Pimpinela, vivía a dos cuadras, era un as en la raquítica clase de Inglés y, mientras esperaba que en la cooperativa me despacharan mi torta de jamón rellena de palomitas con salsa San Luis, un monstruononón de Segundo B me empujaba discretamente en dirección de la ola. Yo, que siempre he sido una persona muy cortés por no decir pendeja y gallinísima, disimulaba que el asunto no me era del todo incómodo y que, bueno, así sucede cuando tantos pubertos hambrientos quieren engullir su lonche antes de que den las 11:40.
Un día, al final de un arco formado por brazos humanos, me topé al monstruononón de Segundo B (cabello teñido con agua oxigenada, raíces negras, las calcetas sin resorte y un Motitas en la boca abierta). Me esperaba con la mano en la cintura.
- Me dijeron que quieres madrearme.
- ¿Yo? –la voz temblorosa.
- Sí, tú.
- Pero si ni te conozco…
- Pues vas.
Y que me empuja. Y que la empujo. Y que… me voy corriendo.
Fue tan triunfal.
Tan valiente, tan heroico, tan honorable.
Pero, de alguna manera, funcionó. Y es que oh, lo descubrí después, su servilleta era como diez centímetros más alta que el monstruononón de Segundo B, quien lo único de monstruoso que tenía eran unas caderotas marca diablo.


Después presencié muchas peleas, algunas hasta en primera fila. La onda, LA VERDADERA ONDA, en la secundaria 80 era programar peleas a la salida.
Un día en particular teníamos agendada una para la tarde. Yesenia del B y Teresa del A, la nuestra. Pero en plena clase de Español, de extremo a extremo del salón, Sandra y Yoselin empezaron a decirse de cosas, y que todos se salen y que yo me quedo porque no había terminado la tarea de Biología, y que entonces se empiezan a apalabrar y que en eso Sandra se levanta y camina a la banca de Yoselin y que en eso se agarran de las greñas, noooo, no vieras. Y yo ahí viendo todo, divertidísima.
Fue el Gran Borlote y yo lo había presenciado todo.
En la tarde se pelaron unos de primero en la biblioteca de al lado y luego caminamos en caravana a la esquina de mi casa, donde Teresa y Yesenia se agarraron y nooooombre.
Pero yo pelearme, pelearme, nunca.
Y como que a estas alturas ya se me fue el tren para esos asuntos. A lo más que llego es a reclamarle a la compañera de banca que me devuelva la pluma que le presté hace dos semanas.
Por cierto, Paty: no seas, llevo dos días escribiendo con lápiz.

11 comentarios:

headbangirl dijo...

http://www.dailymotion.com/video/x35d56_nia-abusada-y-golpeada-en-escuela-m_extreme


algo asi?

Anónimo dijo...

Eso Tocaya, más vale aqui corrió que aqui quedó!

jijiji

Me divertí mucho con este post.

Saludillos

Changos dijo...

Si quieres yo te presto una de mis plumas que compré en el camión por 10 pesos y que aparte tienen olor a cereza chido y varionil :)

Lucho dijo...

Como diria mi Abuelito hay dos tipos de personas en el mundo, los que se pelean y los que no.

Si eres de la segunda opcion, no es tarde, tienes una vida para golpear a alguien, ahora que si eres de la primara opcion no te preocupes, ya esta.

Es mi primera vez en tu espacio y esta bueno

Triquis dijo...

Jajaja...
Pues yo te reto a una pelea, tú y yo enfrente del centro de computo antes de la clase del comic gay...
Naaaaaa sabes que yo no podría golpearte...las drogas han transtornado mi capacidad motora...jejeje

Saludos droogie

Malakatonche dijo...

Y es que la lucha libre de secun es la onda.

Yo nomás presencié una -en la prepa- y protagonicé una -en la prepa-, fuera de eso mi existencia siempre ha sido pacífica.

Groar.

maus dijo...

de la misma manera en mi secundaria era de todos los días que alguien se golpeara en las cercanías, mas específicamente en la "calle 3", ir en grupitos para ver como un par de pubertos se golpeaban sus caras y después todos a correr cuando llegaban las autoridades.

Anónimo dijo...

¡Qué miedooooo! Me acordé de "La Mujer Mastodonte", una tipa muy parecida a la que describes, nada más que esta sí era como 20 centímetros más alta que yo. De miedo. Y la traía conmigo, por ser la ñoñona. Todo se solucionó mágicamente cuando le hice el paro en el un examen, ¡uf! Si no, no hubiera vivido para contarlo.

Luis Frost dijo...

¿por eso te metiste a periodismo?
¿para no extrañar la acción?

Lilián dijo...

No. Para seguir viendo peleas, por puro morbo, y luego escribir sobre ellas pretendiendo que son asuntos de la más vital importancia.


Y por la acción.

Guillermo dijo...

Entro aquí y comento sólo para darle vergüenza de que ande hurgando entre sus trastos viejos, y así reírme de la cara que va a poner cuando lea esto.

Ya que estamos, linda foto, López. LOL.

(Obvious troll is obvious?)