Originalmente, si hubiera escrito esta entrada el jueves en la madrugada por ejemplo, hubiera garabateado una disertación sobre el white trash americano y los sueños-de-los-sureños -fea cacofonía- representados en un tipo excesivamente gesticulador con una voz aguardientosa que nos prendió en el concierto de los "Kings of Leon, duuuude" (pronúnciese con voz de pacheco gringo).
Pero pues no. De alguna manera, algunos hechos han nublado el concierto del jueves. Quiero escribir de otras cosas, pero no me salen. No aquí.
Últimamente, pienso mucho en el asunto de las manifestaciones sociales. Si tienen alguna utilidad. Pienso mucho en la única a la que he asistido, cuando iba en la preparatoria, y cómo aquello fue más bien un desfile de jocosidades, de ánimos compartidos, de adolescentes gritando "autonomía" y otras pavadas mientras se empujaban, hacían bromas y se congratulaban por perder clases.
Ahora, cada que pienso en manifestaciones, pienso en ese día. Y todo me parece tan pueril, tan innecesario, tan ingenuo. Tan inútil, sobre todo. Desde entonces no me he manifestado más, no he asistido a marchas, no he rayoneado mi descontento en una cartulina verde fosforescente mientras camino hombro con hombro con otros descontentos. Me sentiría, como me sentí ese día, totalmente inadecuada. Como una extranjera, como una hipócrita, como una estafadora.
Y no es que no comparta los motivos de las marchas. Son tan míos como de ellos, de los que gritan las consignas, pero sencillamente no puedo hacerlo. No creo en ello. No puedo disociar el pragmatismo del simbolismo.
En este momento, si en mí estuviera, me manifestaría. Desde hace unos meses, creo que más que en 2006 y los meses posteriores, se ha gestado en mí una desesperanza atroz.
Quiero escribir más al respecto en otro momento. Sólo quiero asentar que no he dejado de pensar en esto, sobre todo a raíz del asunto de las "manifestaciones" (si podemos llamarlas así) de los "twitteros" (si podemos llamarlos así) sobre el impuesto del 3% a las telecomunicaciones -al internet, para ser más específicos.
Desde luego, pensé que era una manifestación frívola, porque 12 pesos extras al mes es el menor de nuestros problemas como país -tal como tuiteé, irónicamente, desde mi conexión a Infinitum.
Sin embargo, ante la pregunta de qué hacemos los que criticamos la fotito en el Parque Hundido, me quedé helada. ¿Qué debemos hacer? ¿Cuál es la respuesta?
En nuestras charlas más catastrofistas, que es casi siempre, Jordy y yo estamos convencidos de que participaremos en el estallido social. No sabemos cómo, no sabemos cuándo, pero la desesperanza nos ha alcanzado. Éste ya no es nuestro país.
Pero pues no. De alguna manera, algunos hechos han nublado el concierto del jueves. Quiero escribir de otras cosas, pero no me salen. No aquí.
Últimamente, pienso mucho en el asunto de las manifestaciones sociales. Si tienen alguna utilidad. Pienso mucho en la única a la que he asistido, cuando iba en la preparatoria, y cómo aquello fue más bien un desfile de jocosidades, de ánimos compartidos, de adolescentes gritando "autonomía" y otras pavadas mientras se empujaban, hacían bromas y se congratulaban por perder clases.
Ahora, cada que pienso en manifestaciones, pienso en ese día. Y todo me parece tan pueril, tan innecesario, tan ingenuo. Tan inútil, sobre todo. Desde entonces no me he manifestado más, no he asistido a marchas, no he rayoneado mi descontento en una cartulina verde fosforescente mientras camino hombro con hombro con otros descontentos. Me sentiría, como me sentí ese día, totalmente inadecuada. Como una extranjera, como una hipócrita, como una estafadora.
Y no es que no comparta los motivos de las marchas. Son tan míos como de ellos, de los que gritan las consignas, pero sencillamente no puedo hacerlo. No creo en ello. No puedo disociar el pragmatismo del simbolismo.
En este momento, si en mí estuviera, me manifestaría. Desde hace unos meses, creo que más que en 2006 y los meses posteriores, se ha gestado en mí una desesperanza atroz.
Quiero escribir más al respecto en otro momento. Sólo quiero asentar que no he dejado de pensar en esto, sobre todo a raíz del asunto de las "manifestaciones" (si podemos llamarlas así) de los "twitteros" (si podemos llamarlos así) sobre el impuesto del 3% a las telecomunicaciones -al internet, para ser más específicos.
Desde luego, pensé que era una manifestación frívola, porque 12 pesos extras al mes es el menor de nuestros problemas como país -tal como tuiteé, irónicamente, desde mi conexión a Infinitum.
Sin embargo, ante la pregunta de qué hacemos los que criticamos la fotito en el Parque Hundido, me quedé helada. ¿Qué debemos hacer? ¿Cuál es la respuesta?
En nuestras charlas más catastrofistas, que es casi siempre, Jordy y yo estamos convencidos de que participaremos en el estallido social. No sabemos cómo, no sabemos cuándo, pero la desesperanza nos ha alcanzado. Éste ya no es nuestro país.
26 comentarios:
Agrégenme a la lista Lilián-Jordy. Allí estaré.
Quienes saben de política, apuestan a la desesperanza para aplastar al oponente. Es sabido que eso, la desesperanza es el inmovilizador por excelencia. Si no tienes la certeza de que puede haber un futuro mejor, de que tus acciones van a lograr un cambio, no encuentras un motivo para actuar.
Yo entiendo ese sentimiento. Para mí 2006 fue un parteaguas. Me tocó cubrir la elección en México y hablar con mucha, mucha gente de los dos lados. Respiré la esperanza antes del 2 de julio; la ira después del cinco de julio y la impotencia en septiembre, después del fallo de la corte. Me tocó ver llorar a la gente el 1 de diciembre de ese año, yéndose derrotada a sus casas en un día en el que, para colmo, hacía un frío de la chingada.
¿Cómo vuelves a movilizar, a prender, a entusiasmar a esta gente?, pensé entonces. ¿Cómo, si yo misma me sentía completamente derrotada, no por AMLO o por el espurio o por los dos, sino por la falta de certezas, la falta de respeto a la inteligencia, el autoritarismo por encima de la política deadeveras?
Sin la debida carga de esperanza no somos nada y, efectivamente, la desesperanza impera en nuestro país. Pero en medio de las grandes derrotas estamos viendo los pequeños triunfos. Yo creo sinceramente que las protestas en contra de los impuestos vía redes sociales en internet tuvieron un efecto importante en el cambio de bandera que hay ahora en el Senado. Creo sobre todo, Lilián, en el derecho al pataleo. Creo que si no puedes hacer algo para evitar la injusticia, lo que sí puedes hacer es denunciarla. Nosotros aprendimos a hacer denuncia porque una generación antes de nosotros no se calló la boca, aún sabiendo que no cambiarían nada en su tiempo. La lucha del que protesta y exige justicia y rendición de cuentas no es una lucha a corto plazo; es una responsabilidad social para que su generación no pase en vano.
Esta generación, tú generación, no se puede dar el lujo de ser recordada como una que no actuó. No se trata de pagar doce pesos más; se trata de exigirle al tipo que llegó al gobierno prometiendo que no subiría más impuestos (http://tinyurl.com/yhtfxdp) que cumpla su palabra. No es la cantidad lo que cuestionamos, sino la orientación de la política pública. No es cuánto más de impuestos, sino a qué le están poniendo impuestos.
Quienes ingenuamente, o pequeñoburguesamente, o fresamente fueron a tomarse la foto con su laptop, están enviando un mensaje, y ese mensaje no es "no queremos pagar doce pesos"; el mensaje es "no queremos pagar por tener acceso a la educación, a la cultura, a la tecnología". En inglés se le llama "statement": esa fotografía es un "statement"; refleja la postura de una generación que exige, aunque sea de esa manera, rendición de cuentas. Tal vez no es suficiente, pero para mí es esperanza. Y en estos tiempos, eso es un lujo.
Y ese comentario es más largo que mi último post. Qué barbaridad.
Dijera Tomás Mojarro: Manifestarse para exigirle algo a un gobernante mexicano es como pedirle a un asaltante que "por favor" te devuelva tu billetera.
No me queda nada más que agregar después de leer el comentario de chilangelina.
De eso se trata este rollo...
¿Cuál estallido social?
Concuerdo con chilangelina, no nos podemos dar el lujo de no hacer nada.
Lo que me preocupa (y sí que me preocupa) es que el tema del impuesto a las telecomunicaciones esté en la opinión pública, mientras otros temas no. Lo cual puede ser usado por los políticos, ahora que la discusión está en el senado. Es decir, el PRI será el héroe echando atrás ese impuesto, subiéndole a la gasolina o a cualquier otro insumo, quedando bien con el movimiento #internetnecesario y con el 11% del país que tiene acceso a internet. Por el otro lado, cuando venga el tema del presupuesto de egresos, ¿alguien estará dispuesto a luchar por el recorte en educación, en cultura y becas?
Creo que si alzamos la voz por una causa, hay que tener el valor moral por hacerlo por las causas de otros, que son tan justas y necesarias como la que está puesta en la mesa de discusiones ahora mismo.
Saludos
Yo en lo personal respeto que los "tuiteros" protesten por el 3% de impuesto a internet. Que bueno que aun haya gente con recursos para comprarse una laptop. Sin embargo hay 40 millones de gentes que o bien se salta comidas o sobrevive con una tortilla y una cucharada de frijoles al dia, esos son los que no puedes llegar y decirles que esa cucharada de frijoles les va a costar 1% más por el aumento del IVA.
¿Tuiteros haciendola de tos por un aumento del 3%? Son una bola de pendejos. Solo imagino a un yuppie (hippie fresa)o a un electro hippie (juarachudo con Ipod de última generación) haciendola de pedo por esas cuestiones.
Que pendejos.
Vale Lilian, por otro lado acepta que las manifestaciones son convergencias sociales, coyunturas sociales, más allá de lo evidente, más allá de ser aglomeraciones. Dudo que cerrar calles y caminar largas cuadras hasta palacio sea de mucha ayuda, pero estoy seguro que hasta tú le sacarías la vuelta -o pondrías atención- a una bola 100 personas que viene hacia ti.
¿Hablas de la prepa? En la prepa TODOS somos unos pendejos.
Y te tardaste, el estallido social comenzó cuando gente como tú o yo pudimos hablar y CRITICAR estos temas abiertamente en espacioes oficiales y alternativos: lo que venga por ello, eso, es lo peor.
¿Tienes ganas de cambiar el asunto? Has algo ya. Yo si y no permito que ningun hijo de toda su puta madre detenga su automovil en el paso peatonal. Ha un par de personas eso les ha servido.
El cambio de actitud facilitará el cambio en las estructuras (físicas o sociales). El cambio inicia con uno mismo.
Tengo el mismo sentimiento. Lo que me causa más pesar es que siento que la única salida es el estallido social porque, simplemente, no hay ideas. Ya no hay en qué creer, ni siquiera en nosotros mismos como fuerza.
¿Estallido social?
Habrá uno. Pro ahora hay interné, tele y demás cosas así. Lo dudo.
Lo que caracteriza a las jóvenes civilizaciones, es sin duda alguna, la Confianza, esa prima hermana de la Esperanza.
En la medida en que el "Establishment" incide sobre los futuros guías de una Civilización (con distractores infinitamente estúpidos como ciertos programas de TV, noticias confusas, productos debilitantes como alcohol y demás drogas "legales", e información disgregada y/o manipulada, como la Historia Reciente en los libros de texto), controla su permanencia en el Poder.
Pero SIEMPRE olvidan algo: si decapitas a tus futuros guías, líderes, comandantes, filósofos, científicos, artistas, etc., acabas con tu civilización. Y el horror que crean se les devuelve, justo cuando más débiles son.
Comprendo vuestra desesperanza, ¡a fe mía que sí! Pero la Esperanza TAMBIÉN es una DECISIÓN. Así como la Confianza. Para hacer cosas. para tomar partido. Para decir a los polítiquillos panzones, abúlicos y malnacidos que NO se van a salir con la suy tan fácilmente como antes. Ya no.
(Y ya no digo más. Ya lo dije en el último post. Ya me cansé de repetírselos, chamacos estos!)
Entonces, futuros Hombres y Mujeres de esta nación... ¿Qué deciden?
Inquisitivamente, les deja esa "tareíta",
el incitador Unicornio...
(P.D. Iba a poner "el agitador Uni...", pero,... ¡ni que fuera un Martini ("agitado, NO revuelto", Mr. Bond dixit)! Ciao!
No estoy de acuerdo con Chilangelina. Para nada.
Sí, tenemos derecho al pataleo como forma de desahogo pero el pataleo es inútil por sí mismo y patalear no es lo mismo que denunciar.
Por ahí alguien dijo que no podemos darnos el lujo de hacer nada. Plantarse frente al palacio de gobierno con una laptop en efecto es hacer algo: el ridículo. Prefiero quedarme en casa haciendo "nada", la verdá.
Qué comodino es sentarse frente a la computadora, spamear, y creer que con eso se cumple como ciudadano. Tomarse fotos con gadgets y subirlas a internet, convencerse de que eso es aportar mucho al país, y tachar a los que no lo hacen de apáticos, ignorantes, y hasta traidores.
Pfft.
Háganlo, o no lo hagan, incluso inténtenlo, ¡pero no se hagan weyes!
No me interesa participar en ningún "estallido" social y menos a causa de que me le subieron el impuesto al internés, habiendo tantos problemas más gordos que ése. ¿Para qué o qué? ¿Con qué fin, qué propuestas, qué soluciones, etc.? ¿Vamos a "rebelarnos" nomás porque sí, goee? Eso me suena dejar tu casa (a la que no aportas nada) porque sientes que oprimen tu libertad, conocer entonces el caos, darte cuenta de que no sabes qué hacer, y luego regresar con la cola entre las patas a la misma casa en la que seguirás sin aportar nada.
Pero BAH, no me hagan caso, yo ni sé qué pedo, pero conservo congruencia al menos con mi mediocridad.
(Me quedo con la opinión de Luis Alvaz. Kudos para él).
¿Por qué todo el jodido Internet se enteró de esa manifestación, menos yo?
Vine nomás a hacer una puntualización: el hecho de que yo considere que la manifestación contra el 3% al internet (que en realidad es a todas las telecomunicaciones) juega un papel importante, no quiere decir que sea lo único que se debe hacer. Cada quien desde su trinchera y desde sus posibilidades debe hacer lo más que pueda. Lo triste es que hay gente que no cree en eso, pero no cree en nada más. No apoyo la idea de la gente que prefiere quedarse sentada en su casa en lugar de tomarse la fotito cursi con su laptop; cualquier acción ciudadana -y conste que digo ciudadana, no orquestada desde el poder como la marcha aquella contra los secuestros que fue convocada por los gobernadores ¡incluido Mario Marín!-; cualquier acción ciudadana, repito, está cumpliendo con una función.
Pelo, todos sabemos que hay otros problemas más "gordos" (aunque eso también es subjetivo), pero es sabido que la gente sólo reacciona en función de lo que le afecta directamente. Tener a una clase media reaccionando, para nuestro país ya es un avance. E insisto: el caso del internet no es sólo que los chavitos pequebús ya no podrán tuitear; se trata de la orientación de una política de Estado que desprecia la educación, la investigación y la libre expresión, y por eso grava la principal herramienta con la que cuenta una buena parte de la sociedad para estos efectos.
Pero miren: lo más chido de todo es que seguimos debatiendo con argumentos. La casa gana.
Concuerdo con muchos de los comentarios aquí escritos, pero en realidad sólo quiero decir que quienes dicen que "así han sido las cosa siempre/pase lo que pase las cosas no van a cambiar/ estamos jodidos y seguiremos estándolo por los siglos de los siglos/" en realidad niegan algo que es básico en las formas sociales actuales: la historia. Se nos olvida que las cosas son históricas, que llegaron ahí mediante un proceso, y que de hecho podemos (como sociedad) intervenir.
Dejo una frase de una de mis ídolas: "ninguna revolución es posible sin un cambio radical en nuestra propia noción de lo posible y lo real" (Judith Butler).
aaaaa!!!!me molesta mucho la forma en la que actuamos,en la que nos desfogamos en internet diciendo que las cosas en el pais estan muy mal y que el estallido social y que la madre y media!!....por favor amigos!!!las revueltas en mexico estan infravaloradas!! somos taaan conformistas que hasta protestar nos da weva!! solo somos de esas personas que se queja y se queja pero se acopla a lo dictado!!...estallido?????pregunto yo.....ja ,cual?
De acuerdo con el post de arriba, je!
Siempre lo he dicho:
México, país de pendejos!!!
Saludos
Desde que tengo memoria (hace como tres días) he escuchado que el país está peor que nunca, que el nivel de desesperanza es el más alto de la historia, que un nuevo estallido social es eminente. La verdad es que las cosas están de la chingada (siempre lo estarán), pero no están peor que antes. Lo mismo sucede en absolutamente todos los países del orbe. El catastrofismo es parte de la condición humana. ¿Que hay mucho que hacer? Es cierto. ¿Qué podemos hacer? Pagar nuestros impuestos, hacer bien nuestro trabajo y no pensar que todo depende de los políticos. Si todos hiciéramos esas tres cosas, todo iría mucho mejor.
Todo esta sobredicho
No podría estar mas de acuerdo con muchos de ustedes. En verdad que el leer esto me recordó una imagen de Mafalda en donde dice; "Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de rochas al maquinista".
Y creo que de eso se trata, mientras haya gente que no vea la locomotora como el mounstro ingolpeable, si golpeamos poco a poco lograremos algo. ¿Quién dice que no habrá efecto? Claro que habrá efecto, talvés no inmediato (como los procesadores Duo, tri-dúo, mega duo o como chingados se llamen ya nos acostumbraron) pero si habrá efecto.
No estoy de acuerdo con que México es un país de pendejos, NO lo creo. Más bien creo que es un país lleno de huevones, de mucha gente que le dan igual las cosas, de gente que se conforma con las pendejadas que dice Lopez Doriga, o con los "realities" del 13. ¡Mierda, que basura!
¿Que si los tuiteros se quejan o no? Bueno, ¡pues que bien! ¿qué más nos da? ¡Que bueno! Finalmente es expresar nuestra opinión sin ser reprimidos. No perder la esperanza y seguir luchando día a día por un país lleno, no de pendejos ni de huevones, sino de gente fregona que salga adelante a pesar de toda la basura que hay encima.
Y ese cambio comienza en uno mismo, en ser congruente con tus principios (cualquiera que sean estos), no queremos gente hipócrita, queremos gente auténtica que se explaye de cualquier manera pero siempre congruente. Eso es lo que opino yo.
Yo creo que tu amigo Jordy lo dijo mucho mejor que tú. El tema es interesante no por el tema en sí (el estallido posmoderno no será identificable sino hasta que ya haya terminado) sino por el meta tema: cómo se aborda.
He leido parte de tu blog, los ultimos porst ya me dieron un poco mas de flojera, aun asi, me doy el tiempo parab decirte que vi tus fotos, (fueron las que busque mas), y no tienes idea de la santa masturbada que me di viendote, eres fenomenalmete bella, y sere tu fiel vouyeur.
vegarmando@hotmail.com
desesperanza es el sino de los humanos, no es algo nuevo, la desesperanza nos aflije por la paradoja de los cambios. de un incontrolable destino -sin alusiones divinas- que afecta el curso de nuestra vida y ante todo de nuestra satisfacción -poca o mucha- con ella. de los cambios que pretendemos, anhelamos como necesarios y aquellos que nos aterran por que alterarían el devenir de nuestras vidas en formas insospechadas. podemos encontrar la desesperanza en todas las épocas de la historia humana. creo podríamos pensarla como una mezcla de hormonas, cultura y carácter. en cada nueva época nos sorprende lo nuevo de nuestro pesimismo, de nuestros abatimientos. pero tristemente ya estaban ahí. tan sólo en los últimos dos siglos hay muchos ejemplos de ello. a los románticos les sorprendió encontrarse con un mundo cada vez más “racionalista” y “mecanicista” y se ligaron al movimiento de la naturpholosophie con ciertas tendencias metafísicas y de una exagerada valoración de lo sensitivo. el naturalismo pesimista – especialmente el de zolá- observador de la sociedad “decadente” derivada de la industrialización. la llamada generación del 27, los boehemios, los dadaístas, los surrealistas, los beatniks, los hippies, los 68’s en varias partes del mundo. los posmodernistas, esa cosa de la generación x.
todos han conocido un mundo que les causaba desesperanza, desasosiego. un mundo incierto que siempre ha enfrentado los diversos movimientos que consideramos vanguardias entre sí y con lo que -muy indefinidamente- llamamos conservadurismo. un mundo cósico en el que nos encanta construir, cambiar, moldear pero que a su vez -y paradójicamente- nos aterra, pues esos cambios afectan lo más sensible de nuestra humanidad: la sensación de poder, ese poder aparejado con aquello difícil de definir -pero más fácil de saber como funciona- la libertad. la desesperanza a la par con el presentimiento de impotencia, de rendición, de sumisión.
pero, en el fondo, mucho de lo que subyace en la desesperanza es el egoísmo humano, la falta de comprensión entre “homólogos” seres pensantes.
en lo que descansa la discusión actual sobre los impuestos -y motivo de nuestras recientes y muy regionales desesperanzas- me parece que es más una batalla ideológica, una batalla más desde el centro del egoísmo humano.
en casi cada tópico desesperanzador hay afirmaciones tajantes a preguntas jamás realizadas, jamás juzgadas ni reflexionadas. ¿cuánto representa 3% de una cuota que oscila entre 350 y 500 pesos para banda ancha de internet? entre 10 y 15 pesos ¿alguien que ya paga entre 350 o 500 pesos no puede pagar esa cantidad extra? ¿no podemos exigir precios más justos -por mayor competencia entre empresas, por mejor regulación del mercado, etc- y que de todas formas paguen ese impuesto? ¿cuánto es dos por ciento del costo de una caguama? ¿no se pueden pagar esos 40 centavos demás? ¿mercadológicamente le conviene al productor cargar ese impuesto al usuario final? ¿afecta en la escala del ciudadano común -el de a pie como se dice- pagar dos centavos de cada peso que gastamos? ¿esos dos centavos serían directamente gravables al mismo ciudadano o al productor y esa parte de la cadena económica que supuestamente no paga los impuestos que debe pagar? ¿estos nuevos impuestos causarán mayor inflación? ¿sumados todos los impuestos “nuevos” son pagables por un salario mínimo?
y con lo anterior no quiero dar la impresión de estar a favor o en contra de los impuestos en sí mismos. es más bien la inquietud de cuestionar una situación sin motilidad sobre la manera como concebimos nuestro acontecer histórico, nuestro presente momento histórico.
la desesperanza de nuestro pueblo, en nuestra región, suele ser muy visceral. es pancista y con esa naturaleza jamás podría ser constructiva de nada. ni siquiera del inicio del fin del mundo o el famoso estallido social. ese estallido que no queremos darnos cuenta que ya está presente en la violencia cotidiana -y que es parte de nuestra desesperanza- ese estallido con el que seguro tampoco estamos de acuerdo, no queremos y que, por cierto, no necesita la ayuda de los que escribimos en blogs y buena parte de los muchos maulas que habitan las redes sociales que piden “firmas” y reenvío de cadenitas pretendiendo hacer algo, ser activistas de una buena causa, sentados frente a los monitores viendo pasar el mundo desde lejos. en vez de quejarnos en twitter o facebook, busquemos las oficinas de nuestros diputados y senadores. vayamos en bola o individualmente, que todos los días haya presencia de los ciudadanos -de sus distritos- y a los que se supone representa en sus oficinas con demandas y propuestas.
dejemos el ego de construcción puramente visceral de víctima y victimario. de buenos y malos. la desesperanza radica también en la inactividad. ¿estamos activos en el blog y en facebook o hay que salir a la calle de vez en cuando y de verdad hacer, no imaginar que hacemos?
realicemos la revolución de la esperanza como proponía erich fromm (no la de fox, ¡guácala!)
pabgus.blospot.com
Publicar un comentario