10 de febrero de 2008

El futuro novio que no

Una vez iba yo caminando por una calle céntrica de la ciudad, en 6 de enero. Venía de una cita preparatoriana (en las que no haces nada esencialmente importante, y luego cada quién se regresa a su casa en camión) y me maldecía mentalmente por mi poca habilidad para las artes de la conquista. En eso, a la puerta de una escuelita para niños fresas, un jovenzuelo veinteañero me increpó.

Me preguntó, según recuerdo, si tenía fuego.

Fuego. No cerillos, ni encendedor. La frase ligadora más trillada y absurda del planeta. Por supuesto, le dije que no, y que no fumaba. Cuando me disponía a seguir mi camino, mientras me hundía más y más en mis pensamientos de poca autoestima adolescente, el sujeto me tomó de la muñeca. Acto seguido: acercó mis manos a su cara y las miró por largo rato. Yo tenía las uñas de la mano derecha pintadas de azul eléctrico, y las de la izquierda de rojo sangre. Él comentó que se veían interesantes, y luego explicó que estaba esperando a sus amigos para ir a comer rosca de reyes.

- Creo que ya me dejaron plantado.

Me quedé callada, con una sonrisa imbécil que esbocé a propósito, para que pensara que estaba media tarada y me dejara ir. Claro que mi mueca no fue suficiente (ah: las uñas dispares siempre atraen a los hombres por manadas), y acabé respondiendo un interrogatorio sobre mi vida y ocupaciones. Estuvimos ahí parados como media hora, y entonces el sujeto lanzó la segunda frase excepcional de la noche:

- ¿Quieres ir por unos tragos?

Tragos. No chela, ni chupe. Por supuesto, le dije que sí. Digo: no. Le dije que no.


Después me dijo su nombre, que desde luego olvidé a los tres segundos y medio. Me pidió mi teléfono, y yo en ese entonces me sentía muy anarquista, y en realidad era muy pobre... así que no usaba celular. Enseguida dijo que me daría el suyo. Sacó un pedazo de papel y apuntó un número larguísimo, como de quince dígitos. Y después dijo:

- Acuérdate: soy tu futuro novio.

Otra vez hice la sonrisa imbécil, pero de forma inconsciente. El sujeto se me acercó y yo creí que me iba a besar y chocamos la cabeza y acabamos dándonos un abrazo de Día de Reyes muy baboso.

Me fui caminando pensando, no en él, sino en mi cita preparatoriana y en cómo era posible que el otro no se fijara en mí aunque habíamos recorrido el centro a pie un millón de veces, y en cómo éste me tiraba los perros con verme de lejos y luego ver mis uñas multicolores.

Y después me fui a comer unos tacos con mi hermano, pero esa es otra historia.

Nunca le hablé, obviamente.

10 comentarios:

Gabriela/undies dijo...

Una vez un sujeto que estaba de colado en una fiesta en mi casa me insistió toda la noche "es que tú no me crees, pero vas a ser mi novia", pobre wey, ha de haber estado tan borracho. ¿Qué les pasa? ¿de dónde sacan esas pick up lines? escupo en su exceso de autoestima jaaaaaaa.

Felipe dijo...

Por eso nunca ligo nada: mis pick-up lines son peores que esas.

Anónimo dijo...

ke pues morra, a webo ke tienes un pegue impresionante y mas kon kroku ke ñoo??

ja ja sale adioOoS.

Anónimo dijo...

Chale... yo ni frases ligadoras tengo. Con razón tampoco ligo nada =/

Anónimo dijo...

mm le hubieras hablado...alo mejor era el amor de tu vida jaja..

y ya no tienes el numero?

Lilián dijo...

Uy no. Lo tiré a los dos meses (peeeerra). Y además esto fue hace años.











Chale.

RADIO BORRACHO dijo...

hola cuante oyes ponnme en tus links va yo ta te puese
visita www.elreynobastardow.blogspot.com

Lilián dijo...

Eh... ¿no?

Y el spam no me gusta, salvo cuando es un sketch de los Monty.

Anónimo dijo...

je je

Defeña Salerosa dijo...

Eso mismo pienso yo: "cómo era posible que el otro no se fijara en mí aunque habíamos recorrido el centro a pie un millón de veces, y en cómo éste me tiraba los perros con verme de lejos y luego ver mis uñas multicolores.". Me ha pasado y ¡cómo es frustrante!, por un lado un babotas que ni cuenta se da que babeas por él, y por el otro un zoquete que babea por ti a la menor provocación...