Resulta que no era la pobrecita muela del juicio (tan inocente ella, saliendo chueca y todo, pero inocente), sino la de al lado: CARIES FULMINANTE.
Por supuesto: era mi deber venir y hacerles saber que la desgracia ha terminado, de una vez y por todas, así que ya pueden respirar aliviados y continuar con su vida normal: la muela maldita ya pasó a mejor vida.
Aunque ahora tengo la cavidad bucal anestesiada, los cachetes dormidos, la lengua de fuera y la sangre fresquecita y lista para coagularse, nada me parece más hermoso que un hueso dental que ya nunca más me molestará de nuevo. Y, desde luego, la certeza de que no soy una persona más juiciosa que ayer porque, por ejemplo, hoy tuve que elegir entre endodoncia o estar prematuramente chimuela. Como es natural, opté por lo segundo.
Claro que armé el Drama del Siglo en el consultorio del pobrecito sacamuelas. Les juro que no soy persona de chows (y las personas a las que les he arrojado el trago en la cara, en otros contextos y circunstancias, estarán de acuerdo conmigo), pero el pinchi dolor fue tan insoportable que gritoneé y lloriqueé y pataleé de una forma que ojalá sólo fueran exageraciones simpáticas para rellenar espacio en el post.
Acepto que es un poco perdedor andar escribiendo esto mientras tarareo como gangosa una canción inexistente... y, todavía más, hacerlo a las 12:39 a.m. del viernes. Por otra parte: yo estaba en una pári de lo más animada cuando sentí el punzazo que me arrastró a Urgencias, donde nadie quiso atenderme porque "ay, cosita, los dolores de muelas no son emergencias".
A la goma.
Ahora sólo debo ir mañana por un nuevo paquete de pupilentes, esperar que mi ojo derecho no se infecte más de lo debido, presumir mi nueva dentadura libre de fierros y luchar día a día con el cáncer que corroe mi hígado.
Soy una mujer renacida.
Por supuesto: era mi deber venir y hacerles saber que la desgracia ha terminado, de una vez y por todas, así que ya pueden respirar aliviados y continuar con su vida normal: la muela maldita ya pasó a mejor vida.
Aunque ahora tengo la cavidad bucal anestesiada, los cachetes dormidos, la lengua de fuera y la sangre fresquecita y lista para coagularse, nada me parece más hermoso que un hueso dental que ya nunca más me molestará de nuevo. Y, desde luego, la certeza de que no soy una persona más juiciosa que ayer porque, por ejemplo, hoy tuve que elegir entre endodoncia o estar prematuramente chimuela. Como es natural, opté por lo segundo.
Claro que armé el Drama del Siglo en el consultorio del pobrecito sacamuelas. Les juro que no soy persona de chows (y las personas a las que les he arrojado el trago en la cara, en otros contextos y circunstancias, estarán de acuerdo conmigo), pero el pinchi dolor fue tan insoportable que gritoneé y lloriqueé y pataleé de una forma que ojalá sólo fueran exageraciones simpáticas para rellenar espacio en el post.
Acepto que es un poco perdedor andar escribiendo esto mientras tarareo como gangosa una canción inexistente... y, todavía más, hacerlo a las 12:39 a.m. del viernes. Por otra parte: yo estaba en una pári de lo más animada cuando sentí el punzazo que me arrastró a Urgencias, donde nadie quiso atenderme porque "ay, cosita, los dolores de muelas no son emergencias".
A la goma.
Ahora sólo debo ir mañana por un nuevo paquete de pupilentes, esperar que mi ojo derecho no se infecte más de lo debido, presumir mi nueva dentadura libre de fierros y luchar día a día con el cáncer que corroe mi hígado.
Soy una mujer renacida.
5 comentarios:
me da gusto que estés sana y salva morrita... ya nadamás que pase el dolor
Ves? te lo dije, era caries y ese dolor no se iba a quitar a punta de pastillitas de botiquín de campamento de primeros auxilios.
Estaba comenzando a recuperar la calma, hasta que mencionaste el cáncer de hígado =S
Ah recien me topé con tu blog, esta chido!
Lo bueno es que ya quedó ese asunto de las muelas.
Lo malo que fué en la fiesta.
'ches dolores malditos.
hay cosas peores, cierto ?
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