De por qué no he posteado con la frecuencia que a algún lector despistado le gustaría

He comido muchos higos. Fabulosos higos cristalizados. La receta es la siguiente: viertes higos (de preferencia verdes) cortados en cruz en agua con cal, esperas veinticuatro horas, los cocinas en almíbar y OH POR EL AMOR DE ALÁ: el postre más ultra-delicioso del planeta entero.

Y la verdad es que también, para qué lo niego, he fiesteado muy dura y arduamente. El viernes vi en la pared de un baño esta frase: "Yo nací un día en que dios estuvo enfermo. Grave".

(sí, yo tampoco le entendí)

Luego perdí el conocimiento con alcoholes varios.

También he comido cosas verdaderamente excepcionales, como lasagna, tacos de guisados, paletas de cacahuate, helados BOLONIA y unos esquites realmente buenos (con mayonesa de chipotle, mayonesa de habanero, chile piquín y chile chamoy al gusto). Y tomé calimochos. Muchos calimochos.

Está bien: no he hecho cosas verdaderamente interesantes que pudieran justificar en modo alguno esta breve ausencia. Pero ustedes pretendan que sí y desde mañana empezamos con nueva inspiración.

Y la foto para ilustrar el post del día de hoy es...

Mi hermoso sobrinito

Ya: con eso quedé bien. Es bien sabido por todos que las fotografías de bebés bonitos ganan empatías y liman asperezas. Como publicidad barata, gano puntos y no tengo por qué sentir culpabilidad al echar mano de tretas de baja calaña para ganar... Ganar ¿qué? No sé, pero GANÉ.