El internet es una distracción total. Cuando crees que estás a punto de terminar un trabajo muy importante, el maldito Google se aparece y es como si te llamara: "Ven, investiga cosas importanteeeees, pierde tu tiempo conmigoooo, averigua cuántas actrices se estrangularon con la mascada atorada en la llanta mientras viajaban en un convertibleeee".
Es imposible. Y además, sí, tengo que admitirlo (como todas las personas que se respetan en un momento determinado de sus vidas):
Tengo un MySpace y tengo un Hi5.
Pero juro que el maispeis es nomás para contactar a las bandas que voy a entrevistar.
Y juro que el jaifai es nomás para explotar mi egolatría a grados insoportablemente frenéticos.
Actualización: Estoy que la sangre me hierve. Acabo de recibir un correo electrónico donde se me deja saber que mi reportaje de la yatrogenia es... bueno, una mierda. Y como necesitaba que no fuera una mierda para aprobar ese maldito taller extracurricular que en primer lugar se sacaron de la manga... ¡Maldición!
No aprobé.
Cada vez veo más lejano el momento en que me suba a ese avión con destino a Santiago, bujujujujú.
Lo que de verdad me enoja es que la maestrita es una vieja enana sin suficiente presencia, lo cual me hace recapitular:
No, qué va. Qué va.
Lo que más me hierve la sangre son las paradojas. Por ejemplo, que esa misma tipita haya escrito esta nota, engalanada precisamente con una foto MÍA. Apuesto que si no fuera por mi guapura nadie habría leído eso. Sí, eso apuesto.
Es imposible. Y además, sí, tengo que admitirlo (como todas las personas que se respetan en un momento determinado de sus vidas):
Tengo un MySpace y tengo un Hi5.
Pero juro que el maispeis es nomás para contactar a las bandas que voy a entrevistar.
Y juro que el jaifai es nomás para explotar mi egolatría a grados insoportablemente frenéticos.
Actualización: Estoy que la sangre me hierve. Acabo de recibir un correo electrónico donde se me deja saber que mi reportaje de la yatrogenia es... bueno, una mierda. Y como necesitaba que no fuera una mierda para aprobar ese maldito taller extracurricular que en primer lugar se sacaron de la manga... ¡Maldición!
No aprobé.
Cada vez veo más lejano el momento en que me suba a ese avión con destino a Santiago, bujujujujú.
Lo que de verdad me enoja es que la maestrita es una vieja enana sin suficiente presencia, lo cual me hace recapitular:
¿Envidia, enanita? ¿ENVIDIA?
No, qué va. Qué va.
Lo que más me hierve la sangre son las paradojas. Por ejemplo, que esa misma tipita haya escrito esta nota, engalanada precisamente con una foto MÍA. Apuesto que si no fuera por mi guapura nadie habría leído eso. Sí, eso apuesto.
4 comentarios:
muy bien, ahora si ya quedo listo, ...
felicidades!!!!
Y dimelo a mi!!! ya tengo los ojos vidriosos de tanto estar frente al monitor!! me gusto el diseño de tu blog!
Mira la islita, esta sí parece ideada por Defoe. Linda Lili. Respecto a tu reportaje ¡qué lástima! No es una noticia agradable que te diga que no aprobaste un rival que no se encuentra a la altura del conflicto. Sus notas deberían estar firmadas por su corrector de estilo, ¿no crees? Merde¡¡¡
Si es de la Jornada, es como el otro piropo, tu no digas "frio", no digas "papá soy feo", esas materias bodrio se pasan en finales sin la presencia de la enanita, tu nomás echada pa´l frente y échate una copla.
Croac.
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